Arzobispo
Braulio Rodríguez Plaza

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Carta semanal

Una visita que bien merece nuestro afecto

27 de abril de 2003


Publicado: BOA 2003, 144.


Recién estrenada la alegría pascual que nos acompañará durante cincuenta días hasta Pentecostés, me complazco en invitar a la comunidad cristiana de Valladolid a vivir con intensidad la quinta visita de Juan Pablo II a España. Para nosotros los católicos, el Salvador único es Jesucristo, vencedor del pecado y de la muerte. Su persona nos ha tocado, pues su presencia es absolutamente vital para nosotros. El Santo Padre de ninguna manera se interpone ni puede oscurecer al Señor. Pero, en la lógica de la fe, aquel en que hoy vive Pedro, el obispo de Roma, es garantía de unidad y de orientación en la peripecia de la fe vivida: no podemos prescindir ni de su palabra ni de su tarea de presidirnos en la caridad en esta unidad que, como Iglesia, formamos en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Por otro lado, el testimonio de vida de Juan Pablo II, su valentía a la hora de proclamar la verdad de Dios y la verdad del hombre y su capacidad de medir todo por la fe recibida de nuestro Señor Jesucristo, hace del Papa una figura señera, cercana y que da confianza a niños, jóvenes y mayores. Su visita es, pues, «un acontecimiento de gracia para la Iglesia», que «acrecentará sin duda nuestra vocación y dinamismo apostólicos» (Mensaje de los obispos ante la visita del Papa) .

¿A qué viene el Papa? En principio a estar con nosotros. No habría que buscar ninguna razón complicada. Le queremos y nos agrada que venga, a pesar de su cansancio y sus dificultades físicas. El Papa, sin embargo, es muy consciente de su ministerio petrino; y si está con nosotros, su mensaje, lo que nos diga, no nos dejará indiferentes. A mí me parecería un despropósito que la posibilidad de acoger al Papa en España, nuestra tierra y nuestra patria, aunque no todos podamos hacerlo in situ, pasara desapercibida entre nosotros.

El Papa viene el 3 y 4 de mayo fundamentalmente para alentarnos en la fe católica, en la fe en Jesucristo resucitado, al que merece tantísimo la pena seguir y conformar nuestra vida a la suya, a quitarnos complejos, a saber estar en un mundo que cree encontrar la felicidad en el bienestar, confundiendo ambas cosas, alejándonos de Dios, como si fuera contrario a nosotros. Por ello, al proponernos como modelos a cinco nuevos santos en la canonización del día 4 de mayo , nos alentará a seguir nuestra entrega al Señor y a ver nuevas posibilidades de santidad; lo único que merece realmente la pena, pues, es elegir y optar por Jesucristo sin medias tintas: Pedro Poveda, José María Rubio, Madre Genoveva Torres, Madre Ángela de la Cruz y Madre Maravillas de Jesús, cinco personas sencillas, entrañables, de lo mejor de nuestra Iglesia en el pasado siglo XX.

Pero Juan Pablo II tampoco quiere desaprovechar la ocasión para encontrarse con los jóvenes, con aquellos que en tantas ocasiones mejor lo entienden, y los que, por otro lado, más vulnerables son a una cultura dominante que presenta la fe y la Iglesia Católica como poco interesante para los tiempos que corren, donde tantas veces corremos... hacia ninguna parte. Estáis invitados a participar, de muchos modos: yendo a Madrid, tan cercano, en los dos grandes encuentros con el Papa; siguiendo el desarrollo de los actos o leyendo lo que allí acontezca, y siempre rezando para que sea un acontecimiento eclesial, capaz de interesar a muchos.

† Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Valladolid