Arzobispo
Braulio Rodríguez Plaza

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Alocución

Viaje Apostólico a España 2003

Saludo al Santo Padre
en la Vigilia con los jóvenes en Madrid

3 de mayo de 2003


Publicado: BOA 2003, 256.


Santo Padre:

Me ha tocado la inmensa suerte de saludar y dar la bienvenida a Su Santidad en nombre de los miles de jóvenes aquí reunidos y, a la vez, presentárselos a Ud., Santo Padre. Ellos son una muestra representativa de los jóvenes católicos españoles, también de los que no están presentes en este lugar.

Nos está sucediendo algo grande esta tarde: podemos y queremos orar con nuestro Papa, aquél en quien hoy vive Pedro, que nos preside en la Caridad; ¡queremos y podemos orar con el Sucesor de Pedro! Es algo muy hermoso y de significado muy profundo. Queremos orar con Su Santidad y escuchar su palabra. Lo hacemos acompañados de los obispos de España y de otros hermanos obispos de Iglesias de fuera de nuestras fronteras, haciendo presente a la Iglesia Universal. Y queremos hacerlo de la mano de María, la Madre de nuestro Señor.

¿Cómo lo haremos? De un modo sencillo. Recorreremos los misterios de la Historia de la Salvación, siguiendo la propuesta que nos hace el santo rosario, fijando nuestros ojos en el rostro de Cristo. Él ilumina nuestra peripecia humana, de hombres y mujeres del siglo XXI, que, al acoger el misterio de Cristo, experimenta el amor del Padre y el gozo de la alegría del Espíritu Santo.

«No se trata sólo —escribió no hace mucho Su Santidad— de comprender las cosas que Él (Jesús) ha enseñado, sino de comprenderle a Él. Pero en esto, ¿qué maestra más experta que María? (...) Entre las criaturas nadie mejor que Ella conoce a Cristo, nadie como su Madre puede introducirnos en un conocimiento profundo de su misterio» (Rosarium Virginis Mariae, 14) .

En esta oración, Santo Padre, queremos que ya estén con nosotros los cinco beatos que mañana canonizará. Son para nosotros grandes testigos del amor de Jesucristo. Esta oración la hacen con vuestra Santidad los jóvenes, que sienten y viven la fuerza de la fe como jóvenes y sienten el gozo inmenso de la presencia de Cristo Resucitado y de su Santísima Madre. Ellos, los jóvenes, y vuestra Santidad son garantía de éxito y de la frescura de la fe.

Nos hemos retirado a esta inmensa explanada para orar. Gracias, Santo Padre, por estar en medio de nosotros. Le queremos.

† Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Valladolid