{\sc Arzobispo} \\ Arzobispo
Braulio Rodríguez Plaza

Imprimir A4  A4x2  A5  

Carta semanal

El Corpus Christi

22 de junio de 2003


Publicado: BOA 2003, 270.


\documentclass[a4paper, 12pt]{article} \usepackage{larva} \usepackage{charter} \usepackage{titlesec} \usepackage{amssymb} % Para \blacksquare \titleformat{\section}{\centering \Large \color{blue} \bf}{}{0mm}{} %\setlength{\parindent}{0mm} \setlength{\parskip}{2mm} %\hyperbaseurl{http://www.archivalladolid.org/} % agenda.php?DI= . date ('Y-m-d') . \&Evento=} % \includegraphics[width=0.15\textwidth]{../arzobispado.jpg} \begin{document}

Lo más hermoso y lo más grande y gratificante que tenemos en la Iglesia es Jesucristo, su Cuerpo y su Sangre, su Eucaristía. En realidad, se trata de su presencia, que hace que la Iglesia sea algo totalmente distinto a cualquier institución humana, pues cuenta con la persona adorable de Cristo siempre a nuestra disposición como personas y como comunidad cristiana. La presencia de Jesucristo en la Eucaristía se celebra en la Misa en la Cena del Señor del Jueves Santo, pero la piedad y la devoción cristiana alargó, diríamos, ese jueves, en una fiesta que cristalizó en el siglo XIII en la solemnidad del Corpus et Sanguinis Christi, es decir, la fiesta del Corpus, que prolonga la Eucaristía de ese día con una procesión muy metida en la entraña del pueblo cristiano.

Pero no nos es lícito separar lo que Dios ha unido, quiero decir, el amor a Dios manifestado en Cristo y el amor al Cuerpo de Cristo, que son sus hermanos, los que están en los confines visibles, en la Iglesia, y aún todos los que forman este mundo, sobre todo los más pobres. Aquellas palabras de Jesús: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado; éste es mi mandamiento», «Lo que hicísteis a uno de éstos, mis humildes hermanos, a mí me lo hicísteis, porque tuve hambre y me dísteis de comer» son unas palabras fáciles de entender y muy claras, pero que no se pueden tergiversar.

De modo que si hay personas, como es el caso, que están expuestas a la exclusión, ésta nos incluye a todos, y no nos puede dejar indiferentes lo que les pasa a los otros. De modo que, en la lógica de la fe católica, nosotros no separamos adorar a Cristo en el santísimo sacramento del altar en la procesión de este día, de atender a ese Cristo necesitado en los hermanos. Cualquier cristano debe ser sensible a esta realidad de la exclusión social, y por ello debe encontrar en la iglesia diocesana la canalización de la caridad, sobre todo a través de Cáritas diocesana.

Las cosas son como son, y sigue siendo necesaria la acogida de las personas en exclusión, y hay que llevar adelante programas de jóvenes, enfermos, mayores, menores y familia, mujeres, droga, empleo, inmigrantes... y la exclusión social en general; y eso cuesta dinero. Yo, a la vez que os doy las gracias por vuestra generosidad en vuestros donativos a Cáritas diocesana y parroquial, os exhorto a seguir luchando contra la exclusión y la transformación de esta sociedad, que sigue generando nuevos pobres y excluidos. Cristo lo necesita.

† Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Valladolid