Arzobispo
Braulio Rodríguez Plaza

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Carta semanal

Las reliquias de una mujer,
contemplativa y joven

14 de septiembre de 2003


Publicado: BOA 2003, 432.


Cuando solicitamos los obispos de España al obispo de Bayeux-Lisieux la presencia de las reliquias de la pequeña Teresa en España, ignorábamos que también en este año tendríamos la presencia del Papa. Sin duda es una doble delicadeza de Dios para con nosotros. Muchos de los mensajes que nos dejó el Santo Padre evocan la persona y la doctrina de santa Teresa de Lisieux.

La veneración de las reliquias de un santo no es extraña a la Liturgia. San Ambrosio se felicitaba de poder colocar bajo el altar los cuerpos de los que habían comulgado más de cerca con el misterio pascual de Cristo. En un sacramentario poco posterior a san Gregorio Magno puede leerse: «Donde se venere una reliquia se supone que reposa la totalidad del cuerpo». Así que la importancia de recibir y venerar entre nosotros las reliquias de santa Teresa del Niño Jesús está también en evocar su persona y su manera de vivir la vida cristiana.

Teresa supo captar las riquezas escondidas en el Evangelio con el genio propio de la mujer. Como contemplativa, llegó a conocer en su juventud la anchura y la longitud, la altura y profundidad del amor de Cristo (cf. Ef 3,16-17). ¿Recordáis las palabras de Juan Pablo II en Cuatro Vientos, cuando invitaba a los jóvenes a la contemplación ? Esta santa es sin duda una maestra de vida interior para todos, en primer lugar para los jóvenes.

El testimonio, pues, de Teresa y de su doctrina ayudará a muchos a redescubrir la fuerza salvadora del Evangelio. La Patrona de las Misiones, que consagró su vida para que ni una sola gota de la sangre preciosa de Jesucristo cayese en tierra, seguirá cumpliendo su vocación de llevar a los hombres y mujeres a Jesús. Sinceramente pienso que sacerdotes, consagrados y fieles laicos tenemos una providencial ocasión evangelizadora, en esos días 17 y 18 de septiembre que estará en Tordesillas y Valladolid la urna con las reliquias, así como la tarde del 26 de octubre que visitarán el Carmelo de Medina del Campo .

Me impresionan unas palabras de G. Bernanos: «El mensaje que esta santa trae al mundo es uno de los más misteriosos y de los más apremiantes que éste haya nunca recibido. El mundo está muriendo por falta de infancia y es precisamente contra ella, contra la que los semidioses totalitarios apuntan sus cañones y sus carros armados».

Todos los problemas que tenemos los adultos cuando pensamos en Dios Omnipotente, Teresa los resuelve, de manera radical, poniéndose delante del misterio de la infancia de Jesús: se ofrece a Él como un juguete de los de todos los días, aquellos preferidos que se pueden coger o tirar al suelo. «Doy gracias por santa Teresa de Lisieux —comenta el Papa—. Doy gracias por la belleza simple y pura que se ha manifestado en ella, a la Iglesia y el mundo. Esta belleza encanta, aunque sabemos cuán difícil fue esta belleza y cómo creció en el sufrimiento (...). Pero lo hermoso existe ya que nos fascina por su trabajo. Por el trabajo más importante en el que el hombre aprende el misterio de su humanidad».

† Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Valladolid