{\sc Arzobispo} \\ Arzobispo Braulio Rodríguez Plaza

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Retos para los cristianos

20 de septiembre de 2003

Publicado: BOA 2003, 443.

Los grandes teólogos católicos ayudan, con su dedicación a la reflexión y al estudio, a descubrir al resto del Pueblo de Dios dónde están los grandes problemas que debe afrontar la Iglesia; sostienen además a los legítimos pastores en su esfuerzo por aunar la acción pastoral en sus Iglesias particulares. Esos grandes teólogos pueden ser acicate y estímulo, nunca obstáculo o acusadores que dificultan la comunión eclesial. Por eso son grandes teólogos.

A algunos teólogos otros les hacen parecer grandes y no lo son. He leído algún elenco de problemas importantes que hoy tiene el cristianismo, para los que, en opinión de cierto “teólogo”, la Iglesia oficial ofrece soluciones del pasado. Uno de ellos es la globalización. Y me sonrojo con la lectura, puesto que ¿hay algún líder actual que haya hablado con más nitidez en contra de un neoliberalismo sin rostro ni corazón que Juan Pablo II? ¿Alguien ha señalado mejor cuáles son las causas de las guerras y de esa vergüenza que es el hambre y la inmigración no atendida por los que detentan el poder económico y político?

¿Podemos los católicos conformarnos, en el diálogo interreligioso, únicamente con una búsqueda genérica de la verdad, según aquello de que todas las opiniones son verdaderas, y de una ética común? Me parece un disparate y poco respetuoso con aquellos que piensan o creen distinto que yo. Cuando se ha abandonado la metafísica y la teología, ¿se puede resolver todo con una llamada al diálogo en el nuevo mundo sin dogmas?

Sin duda que es escandaloso que muchos países de antigua tradición cristiana en el Primer Mundo no tengan en cuenta la pobreza estructural. Pero la llamada “teología de la liberación” poco ha liberado. Sin un convencimiento de nuestra relación con Cristo que nos da una nueva visión del mundo, de la economía y de la situación en que viven aquellos por los que Cristo ha dado la vida, pocos pasos daremos en la solución de los verdaderos problemas. El nuevo desafío de la revolución biogenética, de la revolución feminista, y el desafío de la sexualidad y homosexualidad son otra cosa y tienen tanto de ideología y de problemas de las gentes que viven bien, que no creo que se puedan poner en el mismo nivel.

Yo no soy tan pretencioso; sólo puedo indicar algún problema importante que tiene la comunidad cristiana de Valladolid, como son: la dificultad de transmitir la fe a las nuevas generaciones, porque los canales normales (familia, escuela y parroquia) están obstruidos; o ese problema de unir fe y cultura para que la vida cristiana, la que trajo Cristo, con su visión del mundo y su manera de tratar a las personas, no les parezca a adolescentes y jóvenes vida de Marte, imposible de vivir hoy. Y cuidarnos unos a otros, viviendo la comunión de Aquél que nos trajo la paz y el amor, que tan difícil es hoy implantar.

† Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Valladolid