Arzobispo
Braulio Rodríguez Plaza

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Carta semanal

Familia cristiana

22 de febrero de 2004


Publicado: BOA 2004, 13.


En esta semana pasada, nuestra Delegación de Pastoral Familiar y de la Vida ha organizado una magnífica XX Semana de la Familia en Valladolid. Durante 4 días, y en la celebración de la Eucaristía del viernes 20, los cristianos y aquellos a los que les interesa ese valor universal que es la familia, han podido penetrar en algunos aspectos de la situación de esta institución humana, natural y religiosa, célula de la sociedad, origen de cada uno de nosotros.

¿Cómo es tratada esa unión de una mujer y un varón que llamamos familia? ¿Cuál es el modo en que los valores del matrimonio y la familia son fomentados por los poderes públicos? Existen rasgos preocupantes, algunos de los cuales fueron analizados por el Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España . Todos sabéis la reacción ante ese texto valiente y que pone la llaga en temas candentes muy actuales en la sociedad española. No me extraña la reacción, porque nadie dice hoy lo que ese texto dice reflexionando.

Pero en realidad, los obispos de la Iglesia en España no hemos dicho más que lo que dirían muchos sociólogos, psiquiatras y otros entendidos; o lo que dicen ustedes en sus tertulias y comentarios. Pues la Iglesia católica ha osado referirse a la llamada revolución sexual —no se confunda con la igualdad sexual entre hombre y mujer—; la revolución sexual es uno de los mitos sagrados del progresismo, que ha sido saludado como una liberación. No hay tal, sino una forma de manipulación de ese instinto tan fuerte e importante en el ser humano que es la sexualidad.

Si aceptan un consejo, yo les diría dos cosas: la primera, que leyeran sin apasionamiento ese directorio de Pastoral Familiar y vean su valor, sus posibilidades, sus enormes cosas positivas y reflexionen un poco, a la luz de lo que está pasando.

Mi segundo consejo es todavía más sencillo: vivan con intensidad y cariño su familia y experimenten lo grande que es y cómo merece la pena cuidar de ella, expandirse en ella, sentirse fecundo en ella y reflexionar qué sería de nosotros sin nuestra familia.

† Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Valladolid