Arzobispo
Braulio Rodríguez Plaza

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Carta semanal

Hablamos de milagros

25 de abril de 2004


Publicado: BOA 2004, 92.


Sí, hoy quiero hablar de un milagro, inexplicable como todos los milagros. ¿De qué va ese prodigio? No se asuste el lector: estoy refiriéndome al elevado número de alumnos en Infantil y en Primaria que eligen clase de Religión en centros de iniciativa pública (82,5%) y el respetable número de alumnos que en esos mismos centros públicos la eligen en Secundaria (36,18%). ¿Es ése el milagro? ¿Y en qué consiste semejante fenómeno? Sencillamente en que es inexplicable que, con todas las trabas que la Enseñanza Religiosa Escolar encuentra en nuestra sociedad, pueda alcanzar ese porcentaje de alumnos, sin olvidar que en los centros concertados de iniciativa privada es del 99,5%.

¿Milagro? Evidentemente, pues desde la implantación de la LOGSE, los que no cursaban Religión no tenían otra asignatura que estudiar como alternativa a su elección libre, y la Ley de Calidad de la Enseñanza, que contemplaba dos opciones de libre elección (opción confesional y una asignatura que se llamaría Religión, Cultura y Sociedad) está a punto de entrar en vía muerta, curiosamente apelando a un diálogo inexistente, al menos con aquellos que son los interlocutores válidos: los padres de los alumnos.

Ahí está esa historia increíble de desprecio a la asignatura de Religión, de tratamiento despectivo de los profesores de Religión, de acusaciones injustas a esa asignatura, como si se tratara de un adoctrinamiento, o de algo impuesto a la fuerza. Ahí está el poco aprecio por los profesores de la mayoría de los sindicatos, como si fueran trabajadores de dudosa categoría, confundiendo el derecho que tienen los padres a que esos profesores sean garantizados por la Iglesia católica con la acusación de ser mano larga de los obispos, que queremos «privilegios». Toda una historia.

El milagro continuará, pues los padres seguirán pidiendo la Enseñanza Religiosa Escolar, ya que tienen derecho a ella y saben lo importante que es para su educación y la vida de sus hijos. Si la vivencia de la Religión católica es una dimensión fundamental de la persona, ¿cómo se puede responsablemente apartar del currículo escolar? Y no tengan miedo los padres: en la Delegación Diocesana de Valladolid, como en las demás Delegaciones diocesanas de España, se trabaja seriamente, sabiendo que tienen que servir a los padres que elijan Religión para sus hijos en el próximo curso, a pesar de las trabas que a esa elección se pondrán.

Si ustedes, padres católicos, quieren comprobarlo, ahí están las VIII Jornadas Educativas Diocesanas a celebrar en Valladolid: en el Aula Magna del Estudio Teológico Agustiniano (Paseo Filipinos, 7), a las 18:30 horas, los días 4 y 5 de mayo de 2004. Leo en el tríptico que anuncia las Jornadas que su objetivo es «sugerir pautas de actuación educativa que ayuden a nuestros alumnos a crecer como personas». Y entre las ponencias a impartir leo: «Ser persona como derecho inalienable y como deber inexcusable», o «Educar la persona y la inteligencia desde la opción de fe».

Creo que ya es hora de que los padres defiendan lo que quieren para sus hijos, y lo hagan públicamente, como familia que tiene unos derechos que los programas de los partidos políticos deben respetar.

† Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Valladolid