{\sc Arzobispo} \\ Arzobispo
Braulio Rodríguez Plaza

Imprimir A4  A4x2  A5  

Carta semanal

¿Qué hemos de hacer?

10 de octubre de 2004


Publicado: BOA 2004, 410.


\documentclass[a4paper, 12pt]{article} \usepackage{larva} \usepackage{charter} \usepackage{titlesec} \usepackage{amssymb} % Para \blacksquare \titleformat{\section}{\centering \Large \color{blue} \bf}{}{0mm}{} %\setlength{\parindent}{0mm} \setlength{\parskip}{2mm} %\hyperbaseurl{http://www.archivalladolid.org/} % agenda.php?DI= . date ('Y-m-d') . \&Evento=} % \includegraphics[width=0.15\textwidth]{../arzobispado.jpg} \begin{document}

¿Qué hemos de hacer los cristianos en un mundo plural como el nuestro, en el que hemos de vivir con un número creciente de personas que tienen un modelo de vida absolutamente distinto del nuestro, y en el que parece que valen lo mismo todas las opciones morales? Centrarnos en lo fundamental y dejar de lamentarnos; de este modo permitiremos que se muestre en su esplendor lo que la fe católica tiene de beneficioso para nosotros y para la sociedad en que vivimos. Veamos algunos puntos de lo fundamental.

¿Está nuestra vida presidida por Alguien que es creador y providente, del que nos habló Jesucristo diciendo que es nuestro Padre? Porque la cuestión es si hay Dios o estamos solos en el mundo, de manera que todo en nuestra vida se explique desde lo que el hombre y la mujer somos sin más. Eso es lo que se debate en realidad en nuestra sociedad en estos momentos: vida teniendo en cuenta a Dios o vivir como si Él no existiera.

Nuestra fe en Jesucristo, nuestra esperanza en la presencia de Dios en este mundo, ¿hemos de prescindir de ellas como un estadio pasado del desarrollo humano? En consecuencia, si nuestra respuesta a esta cuestión es positiva, «centremos nuestro esfuerzo en ofrecer a nuestros conciudadanos la posibilidad de conocer a Dios mediante el testimonio de Jesús, y de aceptar su providencia, no como una amenaza para nuestra libertad, sino como tierra firme que nos permite construir una vida verdaderamente personal y espiritual, en libertad y justicia, en amor fraterno y esperanza de eternidad. Anunciemos con humildad y claridad, con honestidad y respeto, nuestra manera de entender las cosas. No queremos imponer nada a nadie, pero tampoco podemos callar el evangelio de Jesús» (Monseñor Fernando Sebastián).

Pero los cristianos no solamente emprendemos acciones puramente religiosas; somos miembros igualmente de la sociedad, ciudadanos como los demás, con los mismos derechos y deberes. ¿Por qué, pues, no querer influir en la marcha de los asuntos públicos? Como todos los miembros de la sociedad vallisoletana, tenemos que procurar el bien común; eso sí, la influencia que podamos tener como miembros de la Iglesia no es de naturaleza política, sino eclesial, es decir, de naturaleza religiosa y moral. De modo que anunciando a Jesucristo y su doctrina, educando las conciencias y animando a sus fieles a vivir santamente, la Iglesia contribuye a hacer este mundo mejor y más humano, ya que actuando los cristianos de este modo, influimos en las actividades profesionales, sociales, públicas y políticas de las personas de nuestro entorno, sean o no cristianas.

Lo que estamos viendo en el momento actual es que un poder político, sea de izquierdas o de derechas, ejercido sin reconocer una norma moral objetiva, es un enorme peligro para el bien de la sociedad. Así ha sucedido igualmente en otros momentos de la historia. Clarificar y fortalecer la conciencia moral de los ciudadanos es sumamente importante. ¡Lástima que hoy, en España, sean tantos los cristianos que no actúan en la vida profesional y política con las exigencias de su fe!

† Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Valladolid