Arzobispo
Braulio Rodríguez Plaza

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Carta semanal

¿Educación o provocación en las aulas?

18 de junio de 2006


Publicado: BOA 2006, 243.


El Ministerio de Educación y Ciencia ha publicado el libro “La educación sexual de niñas y niños de 6 a 12 años”, dirigido a madres, padres y al profesorado de Educación Primaria. Quiere ser una guía de educación sexual para niños. No me atrevería a decir que tal publicación ha hecho saltar la polémica, pues esta sociedad está bastante anestesiada como para reaccionar. Sin entrar en el contenido de la citada Guía, mi crítica es previa: el Estado no debe suplantar a los padres en la educación afectiva y sexual de sus hijos. Tampoco debería estar muy feliz el profesorado, cuando se le dicta desde arriba qué debe decir en clase y cómo hacerlo. Algunos piensan que esta propuesta educativa no respeta el orden jurídico vigente y puede ser objetable en conciencia.

La Guía ha sido denunciada por la CECE y la CONCAPA, pero el Ministerio, ante estas demandas, se ha limitado a responder: No pretende nada de lo que la CECE denuncia. Pero sin argumentos, pues leyendo la Guía uno ve que lo denunciado es verdad. Pero ese tipo de respuesta ya lo conocemos. Vean los padres el contenido y juzguen. Y prepárense para lo que viene en la futura Educación para la Ciudadanía. La triste experiencia de los abusos cometidos a lo largo de la historia por los Estados sobre las personas, familias y grupos sociales se va a enriquecer con esta perla pedagógica. ¿Habrán leído sus autores alguna vez el artículo 27.3 de nuestra Constitución? ¿O la Ley Orgánica de Libertad Religiosa, de 1980, que explicita que el derecho constitucional de los padres, éstos pueden ejercerlo «dentro y fuera del ámbito escolar» (art. 2.c)?

Cito literalmente palabras muy juiciosas del obispo de Salamanca, don Carlos López: «Es obvio que la educación sexual que en esta Guía se pretende inculcar a los niños es contraria a las convicciones morales de los padres católicos. Por ello, es obligado preguntarse: ¿Desde qué bases ideológicas es posible que el Ministerio promueva y justifique semejante iniciativa? ¿Por qué se deja tan fácilmente sin garantía el ejercicio del derecho fundamental de libertad religiosa?(...) Según indican estas preguntas, no voy a referirme al planteamiento moral de la Guía, sino al problema jurídico y a sus presupuestos sociopolíticos. No quiero dar a nadie ocasión de pensar que la Iglesia pretende hacer prevalecer su catecismo sobre un programa de gobierno. Si alguien nos atribuyera tal pretensión, lo consideraría un insulto a nuestra inteligencia» (Comunidad, publicación diocesana, n. 486, 28-5-2006, 3).

Lo que está en juego, en el fondo, tanto en este caso como en otros muchos, es el respeto a los derechos fundamentales de las personas. Y cada ciudadano o institución social tenemos derecho a exigir al Gobierno que ejerza su función «de acuerdo con la Constitución y las leyes», no sólo de acuerdo con su programa electoral. Con frecuencia vemos en gobiernos centrales y autonómicos la tendencia a invadir todos los ámbitos de la vida social, sin respetar de modo suficiente los derechos de las personas, de la familia y de las instituciones sociales. Nos sorprende, en este sentido, que los servicios de la Junta de Castilla y León hayan decidido proporcionar gratis la llamada “píldora del día siguiente” postcoital, o que la Dirección General de Salud Pública y Consumo publicara en el año 2005 la “Guía de Anticoncepción de Emergencia”, con el propósito de mantener y mejorar la salud sexual y reproductiva de la población joven.

Lo que se recomienda en realidad son los métodos anticonceptivos para evitar embarazos no deseados e interrupciones voluntarias del embarazo, o sea, abortos, aunque se les llame contracepción de emergencia, que prescinde de toda consideración moral. Curioso, ¿verdad?

† Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Valladolid