Arzobispo
Braulio Rodríguez Plaza

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Carta semanal

El verano es también aliciente de vida cristiana

30 de julio de 2006


Publicado: BOA 2006, 317.


Por septiembre de 2005 comenzamos este curso escolar que hemos acabado no hace mucho. Muchas personas han trabajado y duro en la Iglesia Diocesana. Las comunidades y grupos cristianos, las parroquias, las zonas pastorales, como son los arciprestazgos y vicarías, han llevado a cabo una tarea, tal vez no apreciada por el gran público, pero que yo quiero poner de relieve aquí. Y agradecer profundamente a las personas concretas que en parroquias, delegaciones, movimientos y grupos cristianos, iglesias no parroquiales, colegios y tantas instituciones eclesiales, han vivido y han tomado parte en los trabajos del Evangelio. Cristo, que es quien nos llama a todos, os premie al ciento por uno tantos desvelos en catequesis, educación en la fe, atención a enfermos y hermanos más necesitados, inmigrantes, etc.

Yo quiero recordar, ahora que acaba el mes de julio y todos buscamos un poco de descanso o de cambio de actividad, las parroquias en las que he estado por la visita pastoral o por otras razones (confirmación, otras celebraciones...). Y saludar a las parroquias de los arciprestazgos de La Rubia-Parquesol, Medina de Rioseco y Medina del Campo, que son las visitadas de modo especial en este curso. Evoco aquí tantos encuentros, celebraciones, visitas a enfermos o mayores, encuentros con niños (en colegios o parroquias) y jóvenes. Para mí ha sido todo un gozo, sobre todo, si os he ayudado a ser mejores cristianos y a encontraros con Jesucristo, el gran Pastor de las ovejas, el Obispo de nuestras almas, como dice la carta a los Hebreos.

Sé que muchos apenas tendréis algunos días de descanso, pero el verano siempre supone un cambio: incluso los mayores de nuestros pueblos y ciudades reciben en esta Castilla nuestra a sus hijos y nietos, que viven en otros lugares más lejanos. El papa Benedicto, también de descanso en julio, mostraba también su alegría por poder pasar un periodo de reposo en el Valle de Aosta, «en la casa que tantas veces acogió al amado Juan Pablo II». El mismo Papa nos deseó que el verano «sea un aliciente para recobrar el sosiego interior que nos permite descubrir con mayor nitidez la hermosura de los muchos dones que hemos recibido de Dios a través de la naturaleza, y contemplarlo en familia y con los demás en espíritu de amistad».

Esos son igualmente mis deseos, al llegar agosto. Las circunstancias de las personas son muy diferentes y con frecuencia nos llegan realidades duras también en el verano; pero pido a Dios por vosotros, los católicos de Valladolid. El descanso sólo ha de ser aprovechado para emprender la marcha en el nuevo curso. Abramos, pues, nuestro corazón a la esperanza. Dios siempre está con nosotros. Feliz descanso.

† Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Valladolid