Arzobispo
Braulio Rodríguez Plaza

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Carta semanal

Tú sabes leer, ellos no

11 de febrero de 2007


Publicado: BOA 2007, 13.


«Al inicio del año se nos invita a mirar la situación internacional para examinar los retos que debemos afrontar juntos. Entre las cuestiones esenciales, ¿cómo no pensar en millones de personas, especialmente mujeres y niños, que carecen de agua, comida y vivienda? El escándalo del hambre, que tiende a agravarse, es inaceptable en un mundo que dispone de bienes, de conocimientos y de medios para subsanarlo. Esto nos impulsa a cambiar nuestros modos de vida y nos recuerda la urgencia de eliminar las causas estructurales de las disfunciones de la economía mundial, y corregir los modelos de crecimiento que parecen incapaces de garantizar el respeto al medio ambiente y un desarrollo humano integral para hoy y sobre todo para el futuro».

Clarividentes palabras de Benedicto XVI en su discurso anual al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede (8-1-2007) . El escándalo del hambre: ¡qué terrible realidad y vergüenza para la humanidad! Ésta es la vergüenza contra la que lucha desde hace casi 50 años Manos Unidas, que es la Iglesia en el mundo y para el mundo de los necesitados, y que tiene una finalidad muy precisa: luchar contra el hambre y contra las causas que lo originan. Nuestra Manos Unidas diocesana, en la que trabajan mayoritariamente tantas valientes mujeres católicas, junto a un puñado significativo de hombres, tiene capacidad e imaginación para mover nuestra Iglesia y aun la sociedad vallisoletana, para que ésta no olvide ese drama de la terrible desigualdad social entre el Primer y el Tercer Mundo.

La actividad de Manos Unidas, sin embargo, no se entiende sin el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, esto es, sin el amor de Cristo manifestado en la atención a los más pobres. Manos Unidas, en efecto, puede llevar a cabo proyectos de promoción humana similares a los de otras organizaciones sociales, a los de otras ONG para el desarrollo no católicas, pero se identifica con el Evangelio y se nutre de él. Surge su acción de la caritas, del genuino amor cristiano, que ha descrito tan bien el Papa en Deus caritas est , o el documento episcopal “La caridad de Cristo nos apremia” (CEE, 2005) .

El lema de la Campaña de Manos Unidas para 2007 es muy expresivo: “Tú sabes leer, ellos no. Podemos cambiarlo”. Si hay más de 130 millones de niños que, en edad escolar, no pueden acudir a la escuela, esta carencia tiene consecuencias desastrosas, también para salir de la situación de hambre. Hay que pensar que a esos niños se les priva de algo vital, pues «la educación brinda opciones a los seres humanos en cuanto al tipo de vida que desean llevar». Que los niños y las niñas no puedan ir a la escuela supone graves pérdidas para ellos mismos y para el conjunto de la sociedad. Es que esta pérdida no afecta sólo a los niños. La educación, especialmente de las niñas en el Tercer Mundo, encierra beneficios sociales y económicos para toda la comunidad, pues cuando estas mujeres sean madres habrá más posibilidad de educación para sus hijos y en general niños con más oportunidades.

Los informes de Naciones Unidas nos hablan de distintas causas que impiden la educación de los niños, sobre todo en África: el sida de los padres o de los maestros en un sistema educativo precario. En cualquier caso, hay una estrecha relación entre pobreza y asistencia a la escuela. ¿Para qué sirven a estos niños la Declaración de los Derechos Humanos (1948) o la Convención sobre los Derechos del Niño (1989)? Estamos lejos de una meta justa. Manos Unidas trabaja desde el inicio de su andadura para mejorar esta situación: ampliando la doctrina de infraestructuras y equipamientos de las escuelas, ayudando para que las familias obtengan recursos sin tener que echar mano del trabajo de los niños. De hecho, en las últimas seis campañas se han financiado más de 1935 proyectos educativos que han beneficiado a cerca de 30 millones de personas.

¿No merecerá la pena que respondan las comunidades cristianas en esta Campaña que aborda un tema que tanto incide en originar hambre y subdesarrollo? Espero vuestra generosidad y cercanía a esta ONG católica, que trabaja con ilusión en esta tarea. Recuerdo, además, a los responsables de las comunidades cristianas, parroquiales o no, que la colecta del domingo 11 de febrero es colecta imperada, es decir, obligatoria y destinada a la Campaña XLVIII de Manos Unidas.