Arzobispo
Braulio Rodríguez Plaza

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Carta semanal

Hemos nacido

6 de mayo de 2007


Publicado: BOA 2007, 240.


Estamos en la Pascua. Es el tiempo de la iniciación, el tiempo de sentir que la vida de Cristo corre por nosotros, el tiempo de «comprender mejor la inestimable riqueza del Bautismo que nos ha purificado, del Espíritu que nos ha hecho renacer y de la sangre que nos ha redimido». Es momento de sacramentos de iniciación cristiana: del Bautismo, de la plenitud del Bautismo que la Confirmación, de primeras comuniones de Cristo en la Eucaristía.

Siempre me ha preocupado la superficialidad con que muchos cristianos vivimos los sacramentos que nos hacen cristianos, que nos mantienen en la amistad de Jesucristo y nos renuevan en la vida nueva; también la poca estima de la Eucaristía dominical, como si no fuera importante o se tratara de un simple rito o mandato de la Iglesia de poco valor. Sin apreciar lo que significa la vida que Cristo nos ha dado en su misterio pascual, no habrá vigor cristiano y los discípulos del Señor seremos una insignificante presencia en un mundo muy materialista, romo y sin horizonte; sin caer en la cuenta de la importancia de nuestra fe, no podemos mostrar la alegría que lleva consigo haber resucitado con Cristo.

Quisiera exhortaros, en primer lugar a los padres, a vivir de otra manera la primera comunión de vuestros hijos, tal vez ya muy cerca en este mes de mayo; a prepararla bien con ellos, a comulgar en esa Eucaristía de su primera comunión, después de haberos reconciliado con Dios en el sacramento del Perdón; a que superéis esa rutina de concentrar todo en una celebración festiva y social y no pasar adelante, acompañando a vuestros hijos cada domingo a la Eucaristía.

Mirad lo que confesaba una niña, que ya había comulgado, al Santo Padre Benedicto XVI el 15-10-2005: «Querido Papa: todos dicen que es importante ir a misa el domingo. Nosotros iríamos con mucho gusto, pero, a menudo, nuestros padres no nos acompañan porque el domingo duermen. El papá y la mamá de un amigo mío trabajan en un comercio, y nosotros vamos con frecuencia fuera de la ciudad a visitar a nuestros abuelos. ¿Puedes decirles una palabra para que entiendan que es importante que vayamos juntos a misa todos los domingos?».

El Papa le dijo a la niña que ciertamente los padres tienen muchas cosas que hacer, pero que sería bueno convencerles de que es muy importante también encontrarnos con Jesús en la celebración de la Eucaristía. Siempre podemos encontrar un poco de tiempo para ello. Quizá donde vive la abuela se pueda encontrar una iglesia para la celebración. En una palabra, hay que decirles a los padres que para sus hijos es importante el domingo, no sólo porque lo dicen los catequistas; es importante para toda la familia que el domingo sea luz para toda ella.

Esta catequesis del Papa con niños y niñas en la plaza de san Pedro es una clara muestra de la importancia de los sacramentos de iniciación cristiana para todos, y, en el caso de los niños, es imprescindible la implicación de los padres en todo el proceso, que no se improvisa. Y para quien no esté dispuesto a ello es más honrado que sus hijos no den estos pasos. No se les puede engañar en la niñez y la infancia adulta; cuando sean mayores serán candidatos al ateísmo, la increencia y la indiferencia.