Arzobispo
Braulio Rodríguez Plaza

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Carta semanal

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14 de septiembre de 2008


Publicado: BOA 2008, 396.


Estamos de vuelta a la actividad normal. Sé que muchos no han podido salir de su lugar y vida habitual. Pienso en los enfermos y los que no tienen ni siquiera trabajo, para poder cambiar unos días de la rutina cotidiana. Yo sí he podido; quiera Dios que esté ahora más dispuesto a servir al pueblo cristiano para el que la Iglesia me ha elegido. Les saludo a todos, los que me escuchan, los que me ven y los que, tal vez, me lean.

Enseguida comenzaremos el curso pastoral y agradezco a cuantos en las comunidades cristianas estáis de nuevo dispuestos a la tarea del apostolado en tantos campos donde dar testimonio. Y el 15 y el 16-9-2008 nos reuniremos los sacerdotes en el Seminario, y el sábado 20-9-2008 arrancará de modo festivo el curso 2008-2009 en la ciudad, y en la semana siguiente en las tres Vicarías restantes. Os invito de corazón a cuantos podáis a participar de estas jornadas de inicio del curso. Estrenamos un Plan Pastoral Diocesano 2008 , con una insistencia en la Palabra de Dios, en la Sagrada Escritura, que nos dará la alegría de vivir la vida cristiana que nos ganó Cristo con su misterio pascual.

Por supuesto que me interesa más centrarme en esta vida cristiana que compartimos, que nos da felicidad y sentido a la existencia de cada uno; otras realidades que a la llegada de septiembre hemos conocido cansan y nos dicen que «nada hay nuevo bajo el sol». Las agendas de nuestros políticos nos interesan, pero no debemos darles el corazón; el corazón es para Dios y su vida pujante, la que compartimos en Cristo Jesús. Tienen poco que ofrecernos, aunque se llamen “políticas sociales”, muchas cosas que aburren y cansan. Sin duda que apena el anuncio de una posible nueva ley del aborto, porque los tres supuestos despenalizados actuales se han quedado “anticuados” y no protegen a la mujer y a los profesionales. Profesionales, ¿de qué?

Sigo pensando que el partido en el gobierno hace gala de de un intervencionismo moral en la sociedad española que le permite seguir implantando su código moral. Como he leído estos días en algún medio, se trata de una mutación social sin consideraciones al consenso ni a la integración de opiniones. Tendremos, pues, ley de plazos o aborto libre, como ustedes prefieran calificarlo. ¿Dónde el derecho a la vida que proclama la Constitución? Además de esto, parece que al principal partido de la oposición sólo le preocupa en este problema, y en otros, que se trate de un desviar la atención de la crisis económica que padecemos. ¡Dios mío! ¿Habrá algo que valga más en este mundo que una vida humana?

¿Hemos de quedarnos quietecitos, sin hacer nada? En absoluto: en una sociedad democrática siempre se ha de luchar de modo democrático, que en este caso es criticar semejante barbaridad. Y sobre todo decir muy alto que como hombres y mujeres, que somos cristianos, nos oponemos a cualquier aborto. Así lo hizo el pueblo cristiano en Roma, donde el aborto era corriente y hasta se permitía a los padres el infanticidio. ¿Cómo lo hicieron? Amando la vida y viviendo la fe en toda su integridad, sin glosas; la que reveló el Dios Padre en su Hijo Jesús, el que dio la vida, para que tuviéramos vida. Esa que nadie nos puede quitar, ni siquiera con formas de vida muy “avanzadas y progresistas”, pero muy vacías y que no conducen a la felicidad. Es su “programa” en confrontación con el nuestro. Se trata, en realidad, de un problema religioso, aunque les pese a tanto laicista.