Arzobispo
Ricardo Blázquez Pérez

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Alocución

32º Encuentro de Arciprestes 2013 - Villagarcía de Campos

Catecismo de la Iglesia Católica

20 de febrero de 2013


Temas: Catecismo de la Iglesia Católica y catequesis.

Publicado: BOA 2013, 27.


(Transcripción de la intervención oral)

Comenzamos este 32º Encuentro de Obispos, Vicarios y Arciprestes de la Iglesia en Castilla uniéndonos en la oración y en la gratitud al ministerio del papa Benedicto XVI, en esta hora tan importante para él, sin duda, y también para la vida de la Iglesia . Concluimos también este encuentro uniéndonos todos al Papa en la oración que ya nos ha invitado a pedir por el próximo sucesor de Pedro.

Quiero subrayar algunos aspectos del Encuentro e invitar a mirar hacia adelante. En el Año de la fe , hemos centrado el Encuentro en el Catecismo de la Iglesia Católica y en su servicio a la Iglesia. Se han indicado tres servicios fundamentales:

  • Es expresión autorizada de la fe cristiana. Autorizada con la autoridad apostólica; no es expresión de una “escuela teológica”.
  • Es instrumento eficaz para la comunión eclesial.
  • Y, por ello, es referente seguro y obligado, no opcional, para otros catecismos adaptados a cada situación concreta y para la catequesis.
  • Quiero hacerme eco de la gratitud de todos a monseñor Amadeo Rodríguez, obispo de Plasencia, y a Juan Ignacio Rodríguez Trillo, que nos han ayudado eficazmente a comprender mejor, no solo la trayectoria de preparación del Catecismo, sino también su articulación y sus valores fundamentales.

    Hemos recorrido el itinerario que llevó a la decisión y las razones de la misma, las peticiones anteriores y también las presentes entonces para juzgar sobre la conveniencia de elaborar un Compendio, se decía entonces, de la fe católica. También hemos recordado las reacciones que hubo inicialmente, algunas un poco destempladas y otras con reservas interiores y exteriores. Seguramente, narrar en este Encuentro un aspecto detrás de otro fundadamente, en una situación serena como en la que ahora estamos, nos ha ayudado a todos, por una parte, a percibir la recepción que ya ha tenido lugar, pues hemos recorrido un tramo importante de la acogida eclesial del Catecismo, y, al mismo tiempo, a impulsarnos a una profundización en la recepción y en la utilización, pues la recepción no puede quedar simplemente en un “sí” al Catecismo, sino que debe traducirse después en formas concretas de aprovechamiento de esa recepción cumplida. Hemos visto que el Catecismo es un don a la Iglesia; nosotros ya lo hemos experimentado y estamos haciendo un nuevo acto de confianza en él. En este sentido, el Encuentro que ahora termina nos ha prestado una ayuda estupenda.

    El Catecismo de la Iglesia Católica es un instrumento que se sitúa en la recepción general del Concilio Vaticano II. Nos ayuda, evidentemente, en todos los niveles de la catequesis; nos ayuda para la predicación y para la enseñanza religiosa en diversos campos; también para la Teología, porque presenta el panorama del corpus teológico de una forma completa, orgánica, sin olvidos notables ni centrándose de una manera casi exclusiva en determinados puntos. La proporción y la organicidad nos facilitan a todos el comprobar la unidad de la fe. El Catecismo ha llevado a cabo una tarea importantísima: la renovación conciliar ha sido insertada en la tradición secular de manera concreta.

    En los diálogos del Encuentro ha aparecido por deber de gratitud y también como tarea especial el catequista, los catequistas. Hay aquí una indicación de futuro; no basta el estudio del Catecismo, no basta el trabajo sobre la iniciación cristiana hoy; es necesario mirar a las personas que llevan esta tarea adelante. Hay catequistas, y debemos agradecer que los haya, pero por lo escuchado nos cuesta trabajo incorporar a nuevos catequistas —no sé si esta dificultad es sentida en todos los lugares o no—; ciertamente muchas parroquias experimentan esta dificultad. Al catequista le pedimos muchas cosas: que sea testigo de la fe cristiana, que esta fe la viva en una relación cordial dentro de la Iglesia; le pedimos preparación adecuada en conocimientos y pedagogía, que sepa moverse con soltura en su tarea utilizando el Catecismo y otros materiales complementarios; y muchos tienen problemas para armonizar la tarea que generosamente hacen en la catequesis con sus obligaciones familiares y profesionales. Hemos de dar gracias a Dios por los catequistas.

    Aquí viene una tarea que ha aflorado en varios momentos de nuestros diálogos y que es muy importante de cara al futuro, a saber, el comportamiento de nosotros, sacerdotes, con los catequistas: ¿Cómo se suscitan catequistas? ¿Cómo se sostiene a los catequistas en momentos de dificultad? ¿Cómo se facilita su preparación? El sacerdote ha de estar animando la catequesis, no a distancia, sino con su presencia y particularísimamente al lado de los catequistas. Estos también padecen tentaciones de cansancio, y se encuentran en ocasiones con un trabajo no grato. En este sentido, es un deber de nosotros, pastores, el que esta tarea fundamental de toda parroquia sea suficientemente cuidada con una atención muy particular a los que son protagonistas de esta acción, los catequistas; en ellos se concentra la responsabilidad de la parroquia de hacer crecer a cristianos, y en ellos se manifiesta la confianza continuada que ofrece el párroco, quien no puede darse por satisfecho con la confianza inicialmente concedida. Aquí hay un trabajo importante que hacer.

    Un último punto. En el Sínodo celebrado hace unos meses en Roma se habló mucho de la perspectiva evangelizadora de la catequesis. Probablemente nuestras catequesis se mueven ya en esta perspectiva, pero aquí tenemos un campo para avanzar. Es ilustrativo que el Papa haya configurado el Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización con la incorporación de la catequesis . ¿Qué significa que nueva evangelización y catequesis estén unidos? Se hace también la indicación de que las Conferencias Episcopales vean la conveniencia de instituir a su vez algún servicio para esta conexión. ¿Qué significa catequesis y nueva evangelización? La transmisión de la fe, en la catequesis, ha de estar profundamente marcada por esta inquietud evangelizadora. Muchos niños que comienzan la catequesis llegan “en blanco”; sus familias, que al menos se preocupan de que sus hijos vayan a la catequesis, ¿después colaboran o se desentienden? El catequista y la modalidad evangelizadora de la catequesis han de marcar probablemente nuestras reflexiones ulteriores.

    Ha sido este un Encuentro importante, en el que hemos ejercido un nuevo acto de confianza en el Catecismo de la Iglesia Católica. Seguramente necesitamos curarnos del desafecto producido por algunas reacciones contrarias. Concedamos este crédito al Catecismo, que puede servirnos muy eficazmente en la misión que llevamos entre manos.

    Quiero agradecer a todos vuestra presencia y colaboración; nos emplazamos ya para el próximo encuentro, que será el 33º. Más adelante fijaremos el tema a tratar en él.