Arzobispo
Ricardo Blázquez Pérez

Imprimir A4  A4x2  A5  

Carta

Iniciación cristiana
en contexto de evangelización

1 de diciembre de 2013


Temas: iniciación cristiana y evangelización (Directorio Diocesano de los Sacramentos de Iniciación Cristiana).

Publicado: BOA 2013, 633.


El Directorio Diocesano de los Sacramentos de Iniciación Cristiana es una respuesta pastoral de la Diócesis a la situación actual, que podemos caracterizar de misionera; con ello intentamos decir que la situación requiere de nosotros un vigoroso impulso apostólico y una pastoral de nueva evangelización, como testigos del Señor. La catequesis que en otros momentos, no muy alejados del actual, podía limitarse a aportar un clima familiar religioso, al ser el ambiente social más propicio para la difusión de la fe, hoy no es suficiente. La distancia que muchos han marcado en relación con la Iglesia —solo Dios sabe si ese alejamiento de la Iglesia es también distanciamiento de la fe en Dios—; la secularización, unas veces agresiva y otras callada, que tiende a excluir la dimensión religiosa de la vida humana; las debilidades de la Iglesia, que alcanzan eco ruidoso en la opinión pública, son rasgos de una nueva situación, dentro de la cual la Iglesia cumple su misión. El Directorio no es una moda; responde a la misión confiada por Dios.

Es sintomático, y contiene lecciones importantes en el campo de la iniciación, que el papa Benedicto XVI tomara la decisión, anunciada personalmente en la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana , de unir la catequesis , que antes dependía de la Congregación para el Clero, al nuevo organismo poco antes creado , el Consejo Pontificio para la promoción de la Nueva Evangelización; es decir, catequesis y nueva evangelización están estrechamente unidas, o, de otra manera, la catequesis debe poseer una honda impregnación evangelizadora. Esta perspectiva tiene particular incidencia en el proceso de la iniciación cristiana, que está jalonada por los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. Si se trata de iniciar, esto es, de introducir en la vida con la luz y con la fuerza del Evangelio, en constante maduración y crecimiento, es natural la participación habitual en la vida y misión de la Iglesia; somos iniciados para continuar.

España es también país de misión, como hace varios decenios se escribió a propósito de Francia, donde cada año bastantes miles de adultos reciben los sacramentos de la iniciación. Este nuevo contexto requiere de nosotros nuevas actitudes interiores, y debe manifestarse en actuaciones coherentes con el trabajo apostólico. Una expresión, acuñada en la Conferencia de Aparecida (Brasil), utilizada por el Sínodo de 2012 y repetida por el papa Francisco, condensa estas exigencias, la “conversión pastoral”; la vuelta a Dios conlleva disposición a ser enviados por Él. Indico a continuación dos perspectivas en relación con el Directorio:

1. Debemos estar atentos a la situación en la que se encuentra el matrimonio cuando piden el Bautismo, la primera Comunión y la Confirmación para sus hijos. Probablemente los padres han sufrido perturbaciones en su fe y en su vida cristiana, y han sentido en carne propia la transformación de la sociedad y la incidencia de la opinión pública y de ciertas leyes alejadas de la perspectiva cristiana; pensemos en el divorcio, en la despenalización del aborto, en la multiplicación de rupturas matrimoniales, o en las parejas de hecho, que no han contraído matrimonio ni religioso ni civil. Como sabemos, la próxima Asamblea del Sínodo de los Obispos se ocupará de describir los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización. ¿Cómo actuar pastoralmente a la hora de acoger a quienes piden los sacramentos para sus hijos?

Ante todo, debemos alegrarnos de que los padres, a pesar de haber sido afectados por la ola secularizadora, pidan los sacramentos para sus hijos, ya que la fe, a veces amortiguada, despierta para promover la educación cristiana en su familia. Invitemos a los padres a sacar conclusiones para ellos mismos al pedir la fe para sus hijos; si la estiman para ellos, ¿por qué está como cubierta de cenizas en su vida personal? ¿No podría ser la iniciación de sus hijos una oportunidad para reavivar su fe? Estamos en una situación en la que no nos conformamos con apariencias huecas, sino que buscamos autenticidad; apelar a la sinceridad ante su conciencia, ante sus hijos y ante Dios puede ser un aldabonazo importante para despertar del sopor y del descuido. Se comprende que, cuando los padres navegan en la frialdad religiosa, no debemos poner el énfasis en el cumplimiento de las normas disciplinares. Hagamos un esfuerzo para ofrecer con paciencia y misericordia el Evangelio de la vida nueva; la acogida fraternal, la conversación humilde y el trato pastoral pueden abrir las puertas a la esperanza para ellos y para sus hijos. Aunque en el encuentro no se supere una actitud reservada y distante, es mejor que las personas guarden el recuerdo de que en la Iglesia se les abrió la puerta y no se les dio un portazo.

2. A nosotros, pastores, párrocos, catequistas y cristianos en general, se nos pide una forma de catequesis que, además de los conocimientos requeridos, esté impregnada de experiencia creyente y de testimonio personal; no somos repetidores inertes de una tradición, sino personas que acogen la Palabra de Dios en el corazón. En el Directorio se alude en varios momentos a las condiciones que debe reunir el catequista. El párroco debe ser el animador del grupo de catequistas, que, además de cumplir con sus deberes familiares y profesionales, colaboran en una tarea fundamental de la Iglesia; debe agradecerles su colaboración, alentarles en los momentos de desilusión y cansancio, y propiciar su formación teológica y pedagógica. En el proceso de iniciación cristiana, la Iglesia es como una madre que gesta a sus fieles con paciencia, amor y esperanza, y en esa maternidad de la Iglesia participan sacerdotes, diáconos, religiosos, catequistas, profesores cristianos, por supuesto los padres de los candidatos a los sacramentos, y la comunidad entera. Es muy importante que los iniciados hallen una acogida fraternal y cálida en la familia de la fe, que es la Iglesia, a través de la parroquia.

El nuevo Directorio pide de todos nosotros una renovación de actitudes en el servicio vital de la iniciación cristiana. Agradezco cordialmente a todos vuestra participación.