Arzobispo
Ricardo Blázquez Pérez

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Entrevista

COPE Valladolid

17 de diciembre de 2013


Temas: Archidiócesis de Valladolid (Directorio Diocesano de los Sacramentos de Iniciación Cristiana y 25º Aniversario de su consagración episcopal), papa Francisco y crisis.

Publicado: Iglesia en Valladolid 200, [15-31] enero (2014), 8-9; BOA 2013, 681.


(Entrevista concedida a Luis Jaramillo Guerreira, director de COPE en Castilla y León, y emitida en COPE Valladolid)

P. Este año ha sido especialmente significativo para la Iglesia; ¿cómo diría que ha sido este 2013?

R. Ha sido un año en el que han tenido lugar acontecimientos muy importantes en la vida de la Iglesia. Pienso ahora en la renuncia del papa Benedicto XVI al ejercicio del ministerio de obispo de Roma y Sucesor de Pedro, y en la elección del papa Francisco , que tiene trascendencia no solo para la Iglesia católica, sino también para otras confesiones cristianas, e incluso para la humanidad; es un acontecimiento de grandes dimensiones.

Y en nuestra vida diocesana, me permito señalar ahora varias actuaciones, varios proyectos, que yo creo que tienen una gran trascendencia. Después de una reflexión muy detenida, muy contrastada, porque hay acontecimientos y decisiones que tienen que ser muy reflexionadas, por fin, vamos a hacer público el Directorio de los Sacramentos de Iniciación Cristiana . Teniendo en cuenta la situación actual de la Iglesia y de la sociedad, tenemos que remitirnos a lo fundamental, a lo esencial, y sin dar por supuestas demasiadas cosas, porque a veces puede quedar una especie de apariencia, pero con poco fondo, y es necesario que el cristiano se vaya formando desde las mismas raíces.

También hemos simplificado la organización territorial de nuestra Diócesis, recortando el número de arciprestazgos ; esta reforma implica una simplificación en el organigrama, la acentuación del papel de los arciprestes en la animación de la acción pastoral del arciprestazgo, y también el ejercicio de una comunión misionera. Estamos empezando; creo que va a simplificar muchas cosas y a evitar duplicidades innecesarias.

Desde el punto de vista personal, quiero agradecer la celebración del 25º Aniversario de mi ordenación como obispo en Santiago de Compostela, que tuvimos aquí en la Catedral el 29-5-2013 , con una gran concurrencia de personas y una gran cordialidad. Aprovecho esta entrevista para agradecer de nuevo las celebraciones de aquí, los casi cuatro años que llevo en Valladolid, y también el ejercicio del ministerio en las otras diócesis por donde he ido pasando. Cuando echo la mirada hacia atrás, me encuentro sobre todo con una deuda de gratitud con todos los lugares; puede haber un poco más de dificultad durante más o menos tiempo, pero en todos los casos tengo que decir que, cuando actualizo la memoria del pasado, en estos 25 años, surge inmediatamente en mí la gratitud a tantas personas, instituciones y colaboradores, y también la fe encontrada en las diócesis. Creo que un precioso servicio que nos hacemos unos cristianos a otros es el vivir y el mostrar la fe. También se cumplen los 25 años del comienzo de la Exposición de Las Edades del Hombre ; entonces nadie pensaba en una prolongación ni en un éxito como el que está teniendo.

P. Año de grandes cambios; ¿qué supone para la Iglesia la llegada del papa Francisco? Como se ha dicho, toda una revolución.

R. Yo no hablaría de revolución. En la Iglesia no existen ese tipo de revoluciones; hay una continuidad, con incorporación de notabilísimos aspectos nuevos. Evidentemente, cada papa, cuando llega al ministerio de Pedro, accede con su historia, con su preparación, con su bagaje, con sus experiencias, etc.; así ha sido siempre. Pensemos también en el papa Benedicto XVI, con su inmensa y admirable preparación teológica, que ha puesto al servicio de la Iglesia universal, con lo que nos ha prestado un servicio inestimable; el papa Francisco está haciendo lo mismo. Son personalidades diferentes, con trayectorias distintas, con acentos distintos, con formas de actuar también distintas, pero dentro de la continuidad de la transmisión del mismo Evangelio, en la misma Iglesia, a la humanidad, que está en un proceso muy fuerte de cambio, en una época de cambios o, quizá mejor, incluso en un cambio de época.

P. Ese nuevo estilo, esa forma diferente que tiene el papa Francisco, se plasma ya en otros estamentos de la Iglesia, ¿en las diócesis, por ejemplo?

R. Estamos recibiendo, no solo desde el punto de vista de la reflexión y del comentario, sino también en la vida práctica de las diócesis, ese magisterio de la enseñanza y de la forma de actuar del papa Francisco. Creo que ha significado un impulso de confianza para la Iglesia de orden evangelizador; es curioso cómo las conversaciones que antes acaparaban la opinión pública nos dejaban muchas veces muy entristecidos, pero ahora prevalecen las que tienen que ver con el aire fresco que ha introducido el papa Francisco, con un ritmo rápido; el trabaja muy rápidamente, y nos incorpora a todos a ese ritmo tan rápido. Es, me parece a mí, una mirada apostólica y evangelizadora; un salir, que dice él, apostólico y evangelizador, que a todos nos está impulsando y removiendo por dentro.

P. En esa Iglesia de la que habla el papa Francisco, una Iglesia más hacia fuera, una Iglesia más cercana a los problemas, tenemos que hablar de la crisis, del aumento que se detecta en las necesidades sociales; ¿qué respuesta ha dado la Diócesis de Valladolid a ese aumento de las necesidades sociales este año?

R. Tengo que dar gracias a todos por la respuesta tan generosa que se está dando. Con la crisis, las necesidades se han cronificado; no son, digamos, solo coyunturales, sino que están teniendo una trascendencia y una crudeza grande, y en medio de esta crisis estoy pensando en Cáritas, pero también en otras instituciones de la vida religiosa, y también civiles. El número de voluntarios ha aumentado considerablemente, y aunque todos tengamos menos recursos, la colaboración económica que se pone a disposición de Cáritas para los servicios que van llevando a cabo también ha aumentado considerablemente. Desde este punto de vista, tengo que reconocer que hay una generosidad profunda en las personas, que responden de una manera que debe ser subrayada, y también, para aliento nuestro, de una manera esperanzadora.

P. ¿De alguna manera podemos decir que la crisis de valores, el individualismo, que se venía padeciendo en la sociedad, ahora se empieza también a remontar?

R. Necesitamos remontarlo. La crisis que estamos padeciendo es como un nudo y un conjunto de crisis; hay crisis económica, crisis laboral y de empleo, crisis de valores sociales, y también crisis antropológica y crisis religiosa. Creo que no es bueno que nos quedemos solo con la cuestión cuantitativa económica; tenemos que pensar: ¿qué hemos hecho?, ¿cómo nos encontramos?, ¿a dónde va una sociedad que prescinde de Dios? ¿Por qué no nos preguntamos por el hermano que está a nuestro lado? Dar simplemente una cantidad está muy bien y es un signo de generosidad, pero también tenemos que establecer una relación de fraternidad. En este sentido, las crisis se han superpuesto y forman un conjunto, y no habrá una respuesta que vaya a las raíces profundas, con perspectiva de futuro, si no hacemos hincapié en estos valores fundamentales, ya que el hombre está abierto a la trascendencia y debe acoger a Dios en su vida; el otro no es un competidor, sino un hermano, que pregunta: ¿y qué haces?, ¿dónde estás?, ¿qué haces por mí? Pensemos en tantas situaciones que nos dejan a todos con el corazón en un puño.

P. ¿Está satisfecho con el trabajo de los seglares en la Diócesis de Valladolid?

R. Al terminar este año estoy globalmente satisfecho. Creo que hay muchas cosas vivas en la Diócesis, muchas personas implicadas, no solo en la vivencia de la fe, sino también en la colaboración pastoral. Creo que se mueve algo muy importante en la Diócesis, en medio de las situaciones de zozobra, de incertidumbre, de dificultad. A mí me gustaría, desde este punto de vista, subrayar lo siguiente: no deja de haber grupos de jóvenes que se preparan para la Confirmación; son grupos de unas dimensiones más pequeñas que hace algunos decenios, pero grupos que se preparan bien, que se toman en serio su fe. A veces nos preguntamos cómo podemos garantizar mejor la continuidad, y también en la edad de los jóvenes hay muchas personas interesadas por algo muy importante que llene su vida y que no quieren vivir egoístamente, sino de una manera servicial. Que el Señor nos ayude para ver cómo garantizar después, dentro de lo que se puede garantizar, una continuidad, porque si no la hay, nuestra sociedad termina fagocitándolo todo; no bastan unas reuniones ocasionales, sino que se necesita una continuidad para que las ideas y las experiencias vayan asentándose profundamente en la vida y nos cambien de horizonte.

P. Miremos al 2014; ¿cuáles son los retos que tiene la Diócesis de Valladolid?

R. En este año pastoral queremos continuar con lo que venimos haciendo. Vamos a presentar en diversos sectores y zonas de la Diócesis el Directorio Diocesano de los Sacramentos de Iniciación Cristiana, con perspectiva de futuro. Estoy convencido de que la riqueza de la acción pastoral no consiste en hacer muchas cosas, sino en detectar bien qué cosas hacer, hacerlas con continuidad y también con la colaboración de todos; que no queden descolgados unos y otros caminando. Desde ese punto de vista, eso nos va a ocupar su tiempo. También nos ocupa, y hay esperanza, pero es una esperanza todavía muy frágil, la cuestión vocacional; hablo de vocaciones para el ministerio presbiteral, pero también para la vida consagrada. No sé si porque hay un enfriamiento general o porque la vitalidad cristiana es muy endeble, las vocaciones no terminan de arrancar en nuestro ámbito.

Continuaremos, lógicamente, porque no puede ser de otra forma, y acentuándola en la medida en que podamos, la cercanía a los pobres. La Iglesia quiere ser, como nos dice el papa Francisco tantas veces, una Iglesia pobre; no apegada al dinero ni al poder, sino una Iglesia que viva con la belleza y la alegría de la sobriedad evangélica, y al mismo tiempo cerca de los indigentes, los necesitados. Y hay indigentes de padres, porque hay muchos niños huérfanos o desatendidos; hay matrimonios con dificultades, hay personas de cerca y de lejos que pasan hambre... es impresionante lo que hace pocos días el mismo Papa nos ha recordado: diez mil niños mueren diariamente de hambre en el mundo; con los alimentos que se producen y con los que se desperdician, esto es un escándalo.

P. 2014 también es año de renovación en la CEE; ¿es consciente de que su nombre es uno de los que suena?

R. Yo ya fui presidente de la CEE, y estoy muy a gusto en Valladolid; a gusto, no en el sentido de acomodado, sino con un trabajo asentado y con esperanza.