Arzobispo
Ricardo Blázquez Pérez

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Carta

3ª Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos 2014

Desafíos pastorales sobre la familia
en el contexto de la evangelización

16 de enero de 2014


Temas: familia (3ª Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos 2014).

Publicado: BOA 2014, 3.


El 9-10-2013 se hizo pública la decisión del papa Francisco de convocar una Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos para los días 5 al 19-10-2014 ; a esa asamblea le sucederá otra en 2015 . La primera tiene como finalidad delinear la situación de la familia en el mundo, y la segunda quiere trazar las líneas operativas para la acción pastoral de la Iglesia en el campo del matrimonio y de la familia. Se nos abre, por tanto, un horizonte de un par de años en el que concentraremos nuestra atención como cristianos en todas esas cuestiones, que deben ser consideradas en el ámbito de la evangelización; no se trata de un análisis cultural para apreciar, por ejemplo, el alcance de la ingeniería social.

Las asambleas sinodales, que se están celebrando desde el Concilio Vaticano II hasta hoy, vienen precedidas de un documento preparatorio, al que se adjunta de ordinario su correspondiente cuestionario; así se desbroza el campo y se concretan las cuestiones. Con las respuestas al cuestionario, recibidas de todos los rincones del mundo, se elabora el instrumento de trabajo, que es como un amplio orden del día para los que participan en la asamblea sinodal.

Los obispos hemos recibido el Documento preparatorio con el ruego de que sea difundido de manera capilar en los arciprestazgos y en las parroquias para que todos tengan la oportunidad de responder. En nuestra Diócesis hemos llevado a cabo ese encargo, y además hemos tratado la cuestión en el Consejo Pastoral Diocesano y en el Consejo Presbiteral . Tenemos tiempo para responder hasta finales de enero, y si alguna persona desea contestar individualmente, yo recibiré su escrito y lo tramitaré ante la Secretaría de la Conferencia Episcopal, que, a su vez, lo enviará a la Secretaría General del Sínodo de los Obispos.

El Documento preparatorio tiene tres partes:

  • A) Cuáles son los desafíos actuales, la mayor parte de los cuales eran inéditos hace poco tiempo, y se han desencadenado como un ciclón sobre el matrimonio y la familia.
  • B) Una exposición breve acerca del matrimonio y la familia en la Sagrada Escritura y en el Magisterio de la Iglesia.
  • C) Un cuestionario amplio, de casi cuarenta preguntas, sin miedo a afrontar los retos planteados en el mundo actual, y complejo, ya que para responder a algunas preguntas se precisa una preparación cultural, teológica y pastoral considerable; no es un cuestionario que se pueda despachar con un “sí” o un “no”. El cuestionario es también una invitación a reflexionar sobre la situación y la génesis de los problemas, y la extensión y el alcance de los desafíos.
  • Como ocurre frecuentemente, sobre el cuestionario se ha disparado la imaginación de bastantes que han creído que, por primera vez, se ha recabado la opinión de todos, y han dado a entender que entre todos se van a tomar decisiones importantes sobre el matrimonio y la familia. Hay que reconocer que se ha elucubrado demasiado sobre el sentido del cuestionario.

    El secretario general del Sínodo, Mons. Lorenzo Baldisseri, ante la opinión que se estaba formando, se ha visto en el deber de precisar qué sentido tienen el cuestionario y, consiguientemente, las respuestas. “No se trata de un sondeo de opinión o de un referéndum, ni de la aplicación de métodos democráticos a la vida interna de la Iglesia. Es una encuesta que debe dar respuestas meditadas y propositivas”. Es obvio que el Sínodo de los Obispos, presidido por el Papa, desea conocer cuál es la situación de la familia en nuestro tiempo y en las diversas latitudes; qué acciones pastorales se llevan a cabo en la pastoral familiar de las diversas diócesis; y qué propuestas se sugieren y esperan de la Asamblea de los Obispos. Es muy importante que participemos en todo el itinerario, ya que, de esa forma, estaremos más atentos a su preparación, a su celebración y a sus orientaciones. En el cuestionario no exponemos nuestra teología personal, ni nos confesamos en público, ni criticamos lo enseñado por la Iglesia. Ahora se trata de ver y oír, de auscultar y de recoger las opiniones difundidas en el ambiente; no decidimos cuál debe ser la doctrina de la Iglesia ni cómo deben vivir los esposos y las familias.

    En pocos años, multitud de problemas han afectado al matrimonio y a la familia como forma de vida y como institución fundamental de la sociedad; estamos en presencia de una alternativa radical en la concepción, la vida y el sentido de la familia. Muchos factores son específicos de nuestro área cultural, y otros son característicos de otros ámbitos donde la Iglesia existe y cumple su misión. Enumero algunos: inestabilidad del matrimonio y numerosísimas rupturas; convivencia de parejas de hecho, a veces excluyendo el matrimonio; unión de personas del mismo sexo, incluso con la posibilidad de adoptar hijos; multiplicación de familias monoparentales, con la consiguiente soledad; tal pluralismo en la concepción de la familia que parece una oferta de modelos para que cada cual elija su preferido (a veces se llama modelo “tradicional”, con sentido despectivo, al natural, formado por el padre, la madre y los hijos), etc. Estos diferentes desafíos son planteados por la cultura, la antropología, la legislación, los medios de comunicación, y la opinión circulante e invasiva. Está claro que la familia está expuesta y es acosada por retos numerosos y graves. Como, por otra parte, la familia es fundamental para las personas, la sociedad y la Iglesia, podemos comprender que el Papa, ante esta preocupante situación, haya convocado las dos asambleas sinodales.

    Acabamos de celebrar el nacimiento del Salvador y la Fiesta de la Sagrada Familia. Pidamos al Señor que proteja nuestras familias, y que aprendamos las virtudes domésticas y la unión en el amor del hogar de Nazaret; pidamos también que la humanidad, los organismos internacionales, los gobiernos, los formadores de la opinión pública y el ambiente en general promuevan la identidad de la familia y su preciosa misión. El futuro de la humanidad depende en gran medida de la familia, que es determinante tanto para el bien como para el mal. La crisis social y espiritual repercute en la familia, que es el núcleo vital de la sociedad y de la comunidad eclesial.