Sede Apostólica
Santo Padre
Francisco

Imprimir A4  A4x2  A5  

Catequesis

Audiencia General

Dones del Espíritu Santo: Sabiduría

9 de abril de 2014


Temas: Sabiduría (don del Espíritu Santo).

Web oficial: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2014/documents/papa-francesco_20140409_udienza-generale.html

Publicado: BOA 2014, 149; Ecclesia LXXIV/3.723, abril (2014), 603-604.


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Iniciamos hoy un ciclo de catequesis sobre los dones del Espíritu Santo. Ya sabéis que el Espíritu Santo constituye el alma, la savia vital de la Iglesia y de cada cristiano: es el Amor de Dios, que hace de nuestro corazón su morada y entra en comunión con nosotros. El Espíritu Santo está siempre con nosotros, en nosotros, en nuestro corazón.

El Espíritu mismo es el don de Dios por excelencia (cf. Jn 4,10); es un regalo de Dios, y, a su vez, comunica diversos dones espirituales a quien lo acoge. La Iglesia enumera siete, número que simbólicamente significa plenitud, totalidad; son los que se aprenden cuando uno se prepara para el sacramento de la Confirmación, y los que invocamos en la antigua oración llamada Secuencia del Espíritu Santo. Los dones del Espíritu Santo son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.

Según esta lista, el primer don del Espíritu Santo es, por lo tanto, la sabiduría. No se trata sencillamente de la sabiduría humana, fruto del conocimiento y de la experiencia. En la Biblia se cuenta que Salomón, en el momento de su coronación como rey de Israel, pidió el don de la sabiduría (cf. 1R 3,9); y la sabiduría es la gracia de poder ver cada cosa con los ojos de Dios; sencillamente, ver el mundo, las situaciones, las ocasiones, los problemas, todo, con los ojos de Dios... esa es la sabiduría. Algunas veces vemos las cosas según nuestro gusto o según la situación de nuestro corazón, con amor, con odio, con envidia... no, eso no es el ojo de Dios. La sabiduría es lo que obra el Espíritu Santo en nosotros a fin de que veamos todas las cosas con los ojos de Dios; ese es el don de la sabiduría.

Y obviamente, eso deriva de la intimidad con Dios, de la relación íntima que tenemos con Dios, de la relación de hijos con el Padre. El Espíritu Santo, cuando tenemos esa relación, nos da el don de la sabiduría; cuando estamos en comunión con el Señor, es como si el Espíritu Santo transfigurara nuestro corazón y le hiciera percibir todo su calor y predilección.

El Espíritu Santo, por tanto, hace “sabio” al cristiano; pero no en el sentido de tener una respuesta para cada cosa, de saberlo todo, sino en el sentido de “saber” de Dios, saber cómo actúa Dios, conocer cuándo algo es de Dios y cuándo no es de Dios; es la sabiduría que Dios da a nuestro corazón. El corazón del hombre sabio, en este sentido, tiene el gusto y el sabor de Dios, y ¡qué importante es que en nuestras comunidades haya cristianos así! Todo en ellos habla de Dios y se convierte en un signo hermoso y vivo de su presencia y de su amor. Y esto es algo que no podemos improvisar, que no podemos conseguir por nosotros mismos: es un don que Dios da a quienes son dóciles al Espíritu Santo. Dentro de nosotros, en nuestro corazón, tenemos al Espíritu Santo; podemos escucharlo o no escucharlo, pero si lo escuchamos, Él nos enseña esta senda de la sabiduría, nos regala la sabiduría que consiste en ver con los ojos de Dios, escuchar con los oídos de Dios, amar con el corazón de Dios, juzgar las cosas con el juicio de Dios. Esa es la sabiduría que nos regala el Espíritu Santo, y todos nosotros podemos poseerla; solo tenemos que pedírsela.

Pensad en una madre, en su casa, con los niños; mientras uno hace una cosa, el otro maquina otra, y la pobre madre va de una parte a otra, con los problemas de los niños. Y cuando las madres se cansan y gritan a los niños, ¿eso es sabiduría? Os pregunto: gritar a los niños, ¿es sabiduría? ¿Qué decís vosotros: es sabiduría o no? ¡No! En cambio, cuando la madre toma al niño, le riñe dulcemente, le dice: “Eso no se hace, por esto...”, y le explica con mucha paciencia, ¿eso es sabiduría de Dios? ¡Sí! Es lo que nos da el Espíritu Santo en la vida. Luego, en el matrimonio, por ejemplo, los dos esposos riñen, y luego no se miran, o se miran con la cara torcida: ¿eso es sabiduría de Dios? ¡No! En cambio, si dicen: “Bah, pasó la tormenta, hagamos las paces”, y vuelven a ir hacia adelante en paz: ¿eso es sabiduría? ¡Sí! He aquí, este es el don de la sabiduría; que venga a casa, que venga con los niños, que venga con todos nosotros.

Y eso no se aprende; es un regalo del Espíritu Santo. Por ello, debemos pedir al Señor que nos dé el Espíritu Santo y que nos dé el don de la sabiduría, de esa sabiduría de Dios que nos enseña a mirar con los ojos de Dios, a sentir con el corazón de Dios, a hablar con las palabras de Dios. Y así, con esa sabiduría, sigamos adelante, construyamos la familia, construyamos la Iglesia, y todos nos santificaremos. Pidamos hoy la gracia de la sabiduría, y pidámosla a la Virgen, que es la Sede de la sabiduría, de ese don; que Ella nos alcance esa gracia. ¡Gracias!

(Saludo a los peregrinos de lengua española y, lleno de dolor por el asesinato del padre Frans van der Lugt, S. J., llamamiento a todos a orar por la paz en Siria y en esa región, y a los responsables sirios y a la comunidad internacional para que se dé asistencia humanitaria y se alcance la paz a través del diálogo y de la reconciliación)