Evangelios de enero

Evangelios de enero

11 octubre, 2017

7 de enero de 2018
El Bautismo del Señor
Tu eres mi Hijo amado, en ti me complazco (Mc 1, 7-11)

El agua significaba la muerte. Recordemos el diluvio de Noé donde se extermino la vida o la ruina de los egipcios en el Mar Rojo tragados por el agua. Ahora de nuevo aparece el agua en el que se sumergen aquellos que son bautizados por Juan Bautista, aunque esos hombres pretendían lavar sus almas en el Jordán, un río no podía purificarlos: son pecadores y merecen sumergirse en la muerte. El rito terminaba ahí porque cada uno retomaba su vida al salir del agua. Jesús desciende, pero el sumergirse, anuncia su Pasión abriéndonos la Tierra Prometida del cielo. Jesús emerge del agua, y se abren los cielos, anunciando su resurrección. Desciende el Espíritu en forma de paloma, y presagiamos Pentecostés. La vida pública de Jesús no había comenzado, pero en el Jordán, todo quedó resumido.

 

14 de enero de 2018
Segundo domingo del Tiempo Ordinario
¿Qué buscáis?    (Jn 1, 35-42)

Jesús interrogó a Juan cuan este le seguía. Como a nosotros ahora que seguimos a Jesús. Él siempre nos hace la misma pregunta: ¿qué buscáis? Cuando entramos en una Iglesia, nos la dirige desde el sagrario, y las respuestas son muy diversas: unos buscan un sentido a la vida, otros paz interior, otros vida eterna, otros consuelo en su dolor, otros un trabajo o los guantes que se dejaron olvidados en la misa anterior… Juan responde con otra pregunta que en este caso es una respuesta: ¿dónde vives? Esto fue como responder: te busco a ti, Jesús. Esta respuesta debió conmoverle  el corazón, y esta ha de ser la nuestra: querer vivir con Jesús, no pedir nada, no importarte nada, solo no perderle a Él. Que te diga donde vive y serás la persona más feliz del mundo.

 

21 de enero de 2018
Tercer domingo del Tiempo Ordinario                                                                              

El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca    (Mc 1, 14-20)

El tiempo se cumplió y sus discípulos lo dejaron todo, eso pensaron ellos,…  creyeron haber cerrado definitivamente la puerta a la vida anterior, creyeron haber desechado del todo sus redes de pesca. Esta decisión es meritoria, no hay que restar su valor, pero no es suficiente, luego hay que perseverar. Ahí tenemos a Pedro, que tras conocer la noticia de su resurrección,  se va de nuevo a pescar. Y es que las cosas no son tan fáciles como creemos. Dejarlo todo por Cristo no consiste en acometer una heroicidad de diez minutos, se tiene que mantener en el tiempo, lo fácil es convertirse, lo dificultoso pero que lo hace auténtico es perseverar. Esto es lo maravilloso de una llamada. Persevera tú en la tuya.

 

28 de enero de 2018
Cuarto domingo del Tiempo Ordinario
Sé quién eres: el Santo de Dios   (Mc 4,35-41)

Le dice el demonio: ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios. Estas palabras fueron arrojadas a la cara de Jesús como una piedra. El demonio tiene miedo porque sabe que Jesús puede acabar con él y por eso se muestra amenazante como viniéndole a decir: ¡Oye! ten cuidado que se quién eres y puedo hacerte daño descubriéndote a la vista de todos, haciendo que no puedas guardar tu identidad. Sus palabras esconden un cierto temblor y rezuman odio. ¿Cómo es nuestra oración vocal? Deben esconder todo lo contrario, la confianza en Dios y rezumar el cariño y el amor. Dilas con fervor y reverencia. El corazón que empleas en tus plegarias es el perfume de tu oración. Presta atención a lo que dices cuando rezas.