La Epifanía, el acontecimiento religioso en el que Jesús se da a conocer

La Epifanía, el acontecimiento religioso en el que Jesús se da a conocer

3 enero, 2025

La noche más especial del año se acerca. Expectantes y envueltos por la magia, niños y mayores, esperan con ilusión la llegada de Sus Majestades. Una emoción que emana del hecho que nos recuerda cómo los Reyes Magos de Oriente —representando a toda la humanidad— acudieron a adorar al verdadero Rey, a Cristo. Así lo refleja el Evangelio según Mateo. “Una brillante estrella guio a los magos desde Oriente hasta detenerse sobre el lugar donde se encontraba el niño y al entrar a la casa vieron al niño con María, su madre”.

Una jornada, la del 5 de enero, con cuyas vísperas, se da comienzo a la celebración de la Solemnidad de la Epifanía del Señor, que conmemoramos cada 6 de enero, a los 12 días de la Natividad. Con tal motivo, el arzobispo de Valladolid, don Luis Argüello, presidirá la eucaristía en la Iglesia de San Felipe Neri, a las 18:30h.

La Epifanía, manifestación del Señor

Epifanía es una palabra griega que significa “manifestación del Señor” y esto podría hacernos pensar que tenemos dos fiestas que significan lo mismo, el día de Navidad y el propio de la Epifanía. Pero en realidad, “sería la misma fiesta desglosada en dos momentos diferentes” según explica el sacerdote y deán de la Catedral, José Andrés Cabrerizo. Uno “cuando miramos especialmente el pesebre de Belén con los pastores” en la jornada de Navidad como “la manifestación al pueblo de Israel”; y otro, con los Magos de Oriente que “representan a la universalidad de las gentes”, siendo expresiones de la misma realidad de que “Dios se manifiesta a los hombres”.

Además, la Epifanía es una de las fiestas más antiguas. Comenzó a celebrarse en Oriente en el siglo III y en Occidente se la adoptó en el curso del IV. Mientras en Oriente la Epifanía es la fiesta de la Encarnación, en Occidente se celebra con esta fiesta la revelación de Jesús al mundo pagano. “La epifanía se produce cuando Cristo nace”, es decir, “no cuando entra en la realidad de nuestro mundo, sino cuando se hace visible”. Por lo tanto, en sentido amplio, podemos entender que “la Encarnación” es parte de la Epifanía del Señor.

Representación de la Epifanía

La representación de la Epifanía ha evolucionado a lo largo del tiempo. De hecho, en el Evangelio de San Mateo no se habla de “tres Magos” sino de “tres dones”. Y la tradición ha ido asociando este aspecto a diferentes acentos. Por un lado, argumenta Cabrerizo, se entendía la representación de los Reyes Magos como las “tres partes del mundo”, a las tres razas conocidas entonces —Europa, Asia y África— o como “la reflexión de las tres edades del hombre” —joven, adulto y anciano —.

Diferentes aspectos que, en la iconografía, “va cristalizando”, sobre todo “en la época medieval” y luego, ya, “en el Renacimiento y el Barroco”.

La Solemnidad de la Epifanía y la Adoración de los Reyes

Según la tradición litúrgica, la Epifanía del Señor, es una fiesta que en España tiene su especial vinculación “con los regalos a los niños”. “Intentando actualizar”, puntualiza, “los regalos que los Magos de Oriente dejaron a Jesús en Belén”, materializándolo “en esos otros niños” que hoy se encuentran en torno a nosotros.

Para que la Solemnidad de la Epifanía, solapada con la Adoración de los Reyes Magos, no pase desapercibida, Cabrerizo considera necesario “entenderla dentro del misterio de la Navidad”. De hecho, la Adoración a los Reyes y la Epifanía se encuentran “unidas” con otros “dos misterios”. El misterio del último domingo del tiempo de Navidad que es “el Bautismo del Señor” y el primer milagro de Jesús de “las Bodas de Caná”. Es más, existen oraciones en la liturgia que nos hacen caer en la cuenta de que “es una misma realidad”.

Por ello, la Iglesia Católica considera epifanías tres acontecimientos: la Epifanía de los Magos de Oriente, la Epifanía de Juan el Bautista en el río Jordán llegando el Espíritu Santo hacia Jesús a través de la paloma blanca y la Epifanía de Cristo con la que se hizo famoso y comenzó su ministerio con el milagro de Caná. Tres aspectos que “nos hacen caer en la cuenta” de cómo Jesús “como Hijo de Dios” se manifiesta.

¿Quiénes son los Reyes Magos?

Sabemos que los Reyes Magos, que vinieron de Oriente, llevaron como regalo incienso, oro y mirra; en los primeros siglos se conoce que fueron tres reyes sabios: Melchor, Gaspar y Baltasar. Hasta el año 474 sus restos estuvieron en Constantinopla, la capital cristiana más importante en Oriente; luego fueron trasladados a la catedral de Milán (Italia) y en 1164 fueron trasladados a la ciudad de Colonia (Alemania), donde permanecen hasta nuestros días.

Citando el libro ‘Jesús Nazaret’ de Benedicto XVI, —centrándose concretamente en la parte que profundiza en la infancia de Cristo—, el deán de la Catedral recuerda como el Pontífice al hablar de la escena de los Reyes Magos nos dice que se trata del “texto más sugerente y misterioso del Nuevo Testamento”. Y como enlazando una serie de textos “cristianos y no cristianos”, muestra que ciertamente “no eran Reyes” pero tomado como hilo el Salmo en el que “los Reyes de Tarsis en las islas le llevan sus dones los Reyes de Saba y Arabia”, la tradición cristiana a “esos Magos” les da “el título de Reyes”.

El propio Benedicto XVI nos expresa que los “Magos”, es un término “polivalente”, que existen diversos significados que van desde lo positivo hasta lo negativo. Identificándolos, por un lado, con quienes eran conocidos como “astrónomos” y, por otro, lo que conocemos hoy día por “brujos o adivinos”. Entonces, ¿cómo debemos entender a los Magos de Oriente? Como unas personas que “buscan la verdad”, a partir de un conocimiento científico, pero que “va más allá”, puntualiza Cabrerizo. Ante esta afirmación, es necesario que tengamos en cuenta la importancia de estas tres figuras que nos impulsan “a no cesar en el empeño de buscar la verdad”, especialmente en esta época que vivimos “en el relativismo” en el que lo fundamental no solo es la verdad sino las “opiniones y los sentimientos”.

Los tres Magos de Oriente, con su peregrinación y sus ofrendas, nos muestran la trascendencia y la misión universal del Niño nacido en Belén. Un mensaje que debe calar hondo en nuestro corazón y de manera especial en este año que acabamos de comenzar, sin olvidar que “somos peregrinos” como ellos y de manera particular en este Año Santo ‘Peregrinos de Esperanza’ convocado por el Papa Francisco.