La Parroquia de San Nicolás de Bari de Valladolid celebra el IV Centenario de San Miguel de los Santos, sepultado en el Altar Mayor del templo
3 julio, 2025Anteriormente, la Iglesia celebraba el 5 de julio la festividad de San Miguel de los Santos, un religioso de la Orden de la Santísima Trinidad conocido por su profunda vida espiritual y experiencias místicas. Aunque es poco conocido, San Miguel de los Santos es de gran importancia para la Parroquia de San Nicolás de Bari de Valladolid, ya que sus restos se conservan bajo el Altar Mayor.
Anualmente, el templo conmemora esta efeméride con una Novena que en este 2025 adquiere un significado especial con motivo de la celebración del IV Centenario del fallecimiento del santo. Una Novena que concluirá el sábado 5 de julio a las 18:00h con una Eucaristía, que será presidida por Fray Pedro Aliaga, Ministro Provincial de la Orden Trinitaria Descalza.
San Miguel de los Santos y su amor a la Eucaristía
Nacido en Vic en 1591, San Miguel de los Santos fue un fraile trinitario cuya vida estuvo enteramente dedicada a la predicación y a la caridad. Después de recibir el hábito, recaló en diversos lugares de la geografía española, siendo Valladolid “la última estación de su recorrido breve por esta vida”.
Este santo fue un “gran enamorado de la Eucaristía”, mostrando desde su niñez un profundo interés por este Sacramento. Fray Pedro Aliaga relata cómo “conquistó para el Señor” a todas las personas que tuvieron la suerte de conocerlo. De hecho, su inmensa devoción hacia la Eucaristía lo llevó a ser considerado un visionario en la forma de celebrar este Sacramento.
Fray Pedro Aliaga, haciendo referencia al “adagio de la Iglesia primitiva” —que alude a las enseñanzas y prácticas de los primeros siglos del cristianismo—, destaca la existencia de personas “señaladas de manera especial por el dedo de Dios”. Estas personas viven con una notable “pasión” su amor por Cristo, “presente en el Sacramento de la Eucaristía”. Este es el caso de San Miguel de los Santos, quien siempre es representado con la custodia en la mano, conteniendo el Santísimo Sacramento. Esto simboliza “ese amor tan grande que lo marcó desde pequeño”, como bien apunta Fray Pedro Aliaga.
El gran desconocido
En 1625, con solo 33 años, San Miguel de los Santos falleció en el Convento Trinitario de Valladolid. A pesar del poco tiempo que pasó en la ciudad, su muerte conmovió profundamente a los vallisoletanos, que se volcaron en las honras fúnebres del primer Trinitario Descalzo en alcanzar los altares.
Para su Orden, la vida del santo fue una clara confirmación de la “gracia de Dios y de la Iglesia”. San Miguel de los Santos destacó por un carisma particular, fuertemente marcado por la humildad, considerada la “raíz de todas las virtudes”. Esta humildad, que es el camino por el que “el Hijo de Dios vino a nosotros”, es también la única senda por la que podemos “ir hacia Él”. El Ministro Provincial de la Orden Trinitaria Descalza enfatiza que “la humildad es una gran lección que nos deja y nos estimula” a seguir su ejemplo.
A pesar de ser una de las figuras más relevantes de la Iglesia, San Miguel de los Santos no es tan conocido como otros santos. Fray Pedro Aliaga sugiere que esto podría deberse a un momento complicado para la Orden Trinitaria. Tras la canonización de San Miguel de los Santos por el Papa Pío IX en 1862, la Orden “estuvo a punto de desaparecer,” lo que pudo haber frenado un “impulso mayor” en la propagación de su culto, su vida y su conocimiento, a pesar de que es un modelo de vida entregada a Dios y al prójimo.
“El santo está de manera especial en Valladolid” donde reposan sus restos en la parroquia de San Nicolás de Bari. Allí, destaca el superior de los Trinitarios, es donde “nos espera a todos para recordarnos que no hay que anteponer nada al amor de Cristo”.
Fray Pedro Aliaga anhela que el IV Centenario de su muerte sea “un momento propicio para recuperar su memoria” para que San Miguel de los Santos esté más presente en nuestra “vida, devoción y pastoral”. La intención es redescubrir “el tesoro que Valladolid tiene con este santo” que vivió en la ciudad y permanecerá para siempre “a través de sus reliquias”. Para conseguirlo, asegura que es crucial “aprovechar esta presencia” y hacerla “fructificar”.