Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo (I). Un interesado lugar de nacimiento y un santo para Mayorga (I)

Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo (I). Un interesado lugar de nacimiento y un santo para Mayorga (I)

19 julio, 2017
SANTO TORIBIO, PATRONO DE MAYORGA PERO PRESENTE EN LA HISTORIA DE LIMA
SANTO TORIBIO, PATRONO DE MAYORGA PERO PRESENTE EN LA HISTORIA DE LIMA

Bienaventurados – Santos Vallisoletanos. Serie de Artículos de Javier Burrieza

Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo, arzobispo de Lima, n. Mayorga (Valladolid), 1538 + Saña (Perú), 23.III.1606; b. 1679; c. 1726.

Mayorga de Campos, localidad de la provincia de Valladolid y de la antigua diócesis de León —y desde mediados del siglo XX integrada en la  jurisdicción eclesiástica vallisoletana— se ha identificado profundamente con su paisano de proyección más internacional: Toribio Alfonso de Mogrovejo, arzobispo de Lima y metropolitano de buena parte de las Indias del siglo XVI. Sin embargo, no todos han aceptado su nacimiento en aquella villa, pues los vecinos de la localidad en la que nació su madre, Ana de Robledo y Morán, Villaquejida en León, perteneciente entonces a la diócesis de Oviedo, defendieron con fuerza su naturaleza. La polémica se basaba en una ausencia y en una incorrección. La primera es la inexistencia de su partida de bautismo, no extraña en el momento histórico en que se produjo. Para entonces no se encontraban generalizados los libros de bautismos de las parroquias. La segunda es la mencionada incorrección. Fue la afirmación interesada de su madre, cuando declaró que su hijo había nacido en aquella su localidad, con el fin de obtener con mayor facilidad una beca en el Colegio Mayor de San Salvador de Oviedo, en Salamanca, fundado por Diego de Muros, entonces obispo en tierras asturianas. Al serle concedida, Toribio Alfonso tuvo que jurar sus Constituciones, y entonces, afirmó ser natural de Mayorga. Su padre, el bachiller Luis de Mogrovejo, fue letrado público del regimiento de aquella villa vallisoletana y su regidor perpetuo.

En su localidad natal permaneció hasta los trece años, mientras que los siguientes transcurrieron en Valladolid, donde cursó humanidades y los primeros cursos de Cánones.

Aquella villa del Pisuerga, de mediados del siglo XVI, no solamente era sede preferencial de la Corte antes de los Autos de Fe de 1559, sino sede de las controversias sobre los derechos de los indios, además de lugar de establecimiento del Consejo de Indias. En Salamanca, ya estaba matriculado en 1562, obteniendo al año siguiente el grado de bachiller en Cánones. Seguidamente acudió junto a su tío Juan de Mogrovejo, catedrático de esa disciplina en la Universidad portuguesa de Coimbra, trabajando el sobrino al auxilio de su tío hasta 1566, fecha en la que fue nombrado don Juan canónigo doctoral de la Catedral salmantina.

En la ciudad castellana continuó Toribio estudiando leyes, aunque el grado de licenciado en Cánones lo recibió en Santiago de Compostela. Hasta allí había peregrinado en 1568. Regresó a Salamanca, con el interés de conseguir una de las dieciocho becas con las que se encontraba dotado el mencionado Colegio Mayor de San Salvador de Oviedo. Fue entonces cuando su madre, ya viuda, buscó otra procedencia a su hijo, pues los medios económicos de la familia no eran los más adecuados. Tomaba posesión de su beca el 3 de febrero de 1571, transcurriendo tres cursos con materias de doctorado en la Universidad salmantina. No llegó a ser doctor, pues fue nombrado de manera repentina inquisidor del tribunal de Granada. Ocupó poco tiempo este oficio, aunque tuvo que girar una visita a siete pueblos del antiguo reino, entre septiembre de 1575 y enero de 1576. Eran tierras conquistadas a los musulmanes dos siglos antes. El Consejo de la Suprema discrepó de algunas de las sentencias que el inquisidor Mogrovejo había dictado.

Con sólo 39 años, el 16 de marzo de 1579, Felipe II le nombraba arzobispo de Lima. Encontraba el monarca en este hombre los requisitos necesarios: “prelado de fácil cabalgar, no esquivo a la aventura misional, no menos misionero que gobernante, más jurista que teólogo y de pulso firme para el timón de nave difícil, a quien no faltase el espíritu combativo en aquella tierra de águilas”. Mogrovejo recibió con desagrado esta promoción. No contaba ni siquiera con las órdenes menores y era inexperto en Indias. Sin embargo, Felipe II aceleró los trámites y tuvo que obedecer al Papa y al Rey. Su nueva sede episcopal, Lima, era la capital de una diócesis de mil kilómetros de largo, trescientos de ancho y tres mil de contorno, atravesada por los Andes. Además era la cabeza religiosa de casi toda América central y del sur. Antes de partir de Sanlúcar, en septiembre de 1580, pasó por Mayorga; recibió después el diaconado y el sacerdocio; fue consagrado como obispo en Sevilla y obtuvo la licencia de embarque de su Casa de Contratación. Se llevó consigo su biblioteca, la primera que pasó a Indias, además de aceite para encender las lámparas de los sagrarios. La travesía fue prolongada, por dos océanos —Atlántico y Pacífico—, continuando después por tierra. Nueve meses de viaje hasta el 11 de mayo de 1581.