Archidiócesis de Valladolid
¿Cómo se vive el repunte de la búsqueda religiosa de la juventud en el Seminario de Valladolid? La clave: “El discernimiento”
21 de noviembre de 2025
Los jóvenes y su creciente interés por lo espiritual, en este tiempo tan caótico en el que vivimos, es un asunto sobre en el que en más de una ocasión el Arzobispo de Valladolid, don Luis Argüello, ha centrado su atención. La última vez, el pasado 17 de noviembre, durante el encuentro de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española con el papa León XIV, quien, en el Jubileo de la Juventud ya apreció un claro cambio de tendencia entre las nuevas generaciones.
Pero, ¿cómo se vive esta nueva corriente de espiritualidad en lugares como el Seminario Diocesano de Valladolid? Lo hacen desde la clave de “ofrecer un camino de discernimiento”, tanto a las personas que se encuentran en el centro como a aquellos que se acercan, según apunta su Rector, Fernando Bogónez, para encontrar respuestas sobre las dudas que les puedan surgir en cuanto “al sentido que tiene su vida, qué finalidad, qué rumbo a de tomar” en la vida.
Para ahondar sobre este resurgir en la búsqueda religiosa de la juventud habría que hacerse otra pregunta que permita conocer y tener un acercamiento al origen de este fenómeno. ¿Cómo se ha visto impulsado? Bogónez considera que una serie de “acontecimientos” que han surgido a lo largo de este año han propiciado este repunte. Desde la muerte del papa Francisco y la elección de Robert Prevost como Sumo Pontífice, en el ámbito religioso, hasta acciones de carácter cultural como “la película ‘Los domingos’, el disco de Rosalía o el libro de Byung-Chul Han”, filósofo surcoreano-alemán galardonado este 2025 con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades. “Todo esto”, reconoce Bogónez, parece que apunta, “hasta cierto punto”, a que ahora “esté de moda lo católico”.
La respuesta que ofrece el Seminario Diocesano de Valladolid en este momento, desde “la escucha, el acompañamiento y el discernimiento”, pretende mostrar cómo “merece la pena ser cristiano”, una elección de vida sostenida principalmente por un pilar esencial: “la vocación”. “Tenemos todos una vocación que es a la vida a la que hemos sido llamados. Una vida con sus interrogantes, con sus preocupaciones, con su camino y con su futuro, que nos llama a darle sentido”. En este punto, prosigue, aparece otra “llamada”, la de “ser santo” y finalmente, es necesario “concretarlo de alguna manera”. Solo así será posible “profundizar y ahondar” en una entrega mayor que desemboca en “las vocaciones a los diferentes estados de vida”, ya sea al matrimonio, al sacerdocio o a la vida consagrada.
El poder de las redes
Las “ganas de seguir a Jesús” y “la necesidad que todos tenemos de dar sentido a nuestra existencia”, son dos de las características que identifican a los jóvenes que, a día de hoy, se acercan a los Seminarios, en comparación con generaciones anteriores. Esto no significa, explica Bogónez, que “otras generaciones” no lo hayan sentido de esta manera, pero considera que en este momento existe “una mayor transparencia” que favorece el “hablar” de determinados “aspectos” de una forma “nueva”, adecuados, además, “a la realidad en la que vivimos” donde lo “tecnológico” cuenta con un papel predominante.
De hecho, las redes sociales juegan un papel importante en la forma que la juventud de hoy entiende y practica su fe. Son muchos los jóvenes que, a través de esta herramienta proporcionada por la nueva cultura digital, hacen llegar a otros sectores de la juventud sus propios testimonios de vida. Los denominados como “influencers católicos” utilizan las redes sociales para “ofrecer y entregar” lo que tienen dentro de sí, concretamente “en su corazón”, que es “la fe”, puntualiza.
En el siglo XXI, los medios han experimentado una gran transformación, las redes sociales han llegado para quedarse y se alzan como una apuesta esencial para todos los ámbitos, incluido el de la Iglesia. “Es una herramienta que puede servir para que haya un primer acercamiento a lo que es la fe cristiana”, pero también, reconoce Bogónez, se “necesita una posterior profundización” así como, un proceso de “acompañamiento esencial” para dar “pasos” firmes en “la vida”.