Arzobispo
Braulio Rodríguez Plaza

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Artículo

El poder y la gloria

25 de octubre de 2003


Publicado: BOA 2003, 449.


Desde que, en mis años de estudiante de teología, vi el tratado sobre la Iglesia, comprendí que sería difícil explicar su estructura interna. Pensaba ya que era urgente que los cristianos entendieran bien a qué institución pertenecían, para poder explicar al que se sintiera fuera de la Iglesia lo que Jesús había fundado. Al hilo de la elección de nuevos cardenales que Juan Pablo II acaba de nombrar, y quizá porque entre ellos está un paisano nuestro, el ya cardenal de Sevilla don Carlos Amigo Vallejo, he vuelto a sentir que es difícil entender para nuestra sociedad qué es la Iglesia.

Estoy feliz por la elección de don Carlos Amigo , y me parece estupendo que como cardenal de la Santa Iglesia ayude al Santo Padre en las tareas que le encomiende y que sea posible elector en la futura elección del papa que suceda a Juan Pablo II y posible elegido. Pero no es ese el tema. Lo que me produce desasosiego es que nuestra sociedad todo lo vea en clave de poder. En esa visión —que es la que se utiliza para tantas cosas en la sociedad actual— el poderoso es el que más manda y los que no le apoyan están en la oposición, muerden el polvo y no gozan de cuotas de poder, aunque sean más bajas.

¿Es ese el sentido de la elección de nuevos cardenales? ¿Mandan más que un obispo o un presbítero, se pregunta la gente? ¿Hay que aspirar a subir en el escalafón? Para mí estos parámetros desfiguran muy mucho el sentido profundo de la autoridad en la Iglesia. Recuerdo todavía cuando tuve que presentar al Santo Padre en Cuatro Vientos el encuentro con los jóvenes y, lógicamente, aparecí en la televisión que transmitía el acto para toda España. Al saludar a un político español al día siguiente, sólo se le ocurrió decirme algo así como «¡Vaya! ¡Qué manera de chupar cámara ante el Jefe!» ¿Acaso pensaría que tal evento me produciría a mí también otras cotas más altas de poder? Conociendo cómo entiende Jesucristo el ejercicio de la autoridad, veo, gracias a Dios, que hay otro modo de entender las cosas.

† Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Valladolid