Conferencia Episcopal Española
Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida

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Mensaje

Jornada por la Familia y la Vida 2006

Vivir en parroquia, vivir en familia

31 de diciembre de 2006


Temas: Encuentro Mundial de las Familias y familia (misión, acompañamiento y parroquia).

Web oficial: http://85.118.245.124/documentos/Conferencia/comisiones/ceas/familia/familia2006.htm

Publicado: BOA 2006, 555; Ecclesia LXVI/3.342, diciembre (2006), 1942-1943.


  • El quinto Encuentro Mundial de las Familias
  • La misión de la familia
  • Ofrecer acompañamiento a la familia
  • La familia y la comunidad parroquial
  • Conclusión

    El quinto Encuentro Mundial de las Familias

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    La Iglesia y las familias de España hemos vivido este año un acontecimiento extraordinario con la celebración del V Encuentro Mundial de las Familias clausurado por el papa Benedicto XVI , a quien queremos agradecer de corazón su presencia en Valencia.

    Este encuentro fue una celebración del don divino de la familia, una hermosa fiesta. El Papa proclamó una vez más al mundo la verdad y la belleza del matrimonio y la familia. Nos recordó la verdad fundamental de nuestra vida que es la vocación al amor: «Dios, que es amor y creó al hombre por amor, lo ha llamado a amar. Creando al hombre y a la mujer, los ha llamado en el matrimonio a una íntima comunión de vida y amor entre ellos» (Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, 337) . De este modo, el sucesor de Pedro nos confirmó en la fe y ratificó la importancia de la familia en la transmisión de la fe a los hijos.

    La misión de la familia

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    Benedicto XVI reafirmó que la familia, fundada en el matrimonio, esto es, la unión indisoluble entre el hombre y la mujer, es una institución insustituible según los planes de Dios, y cuyo valor fundamental la Iglesia no puede dejar de anunciar y promover, para que sea vivido siempre con sentido de responsabilidad y alegría. La familia es un bien necesario para los pueblos, un fundamento indispensable para la sociedad y un gran tesoro de los esposos.

    La familia es también el ámbito privilegiado donde cada persona aprende a dar y recibir amor y es educado en la fe. El lenguaje de la fe se aprende en los hogares donde esta fe crece y se fortalece a través de la oración y de la práctica cristiana.

    Por tanto, la familia participa conforme a su propio ser de iglesia doméstica en la misión de la Iglesia. Lo hace en su vida, impregnada por la fe y sostenida por la gracia del sacramento del matrimonio. Por eso la familia no es sólo destinataria de la pastoral familiar, sino también sujeto y protagonista de la pastoral de la Iglesia.

    Ofrecer acompañamiento a la familia

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    La familia cristiana nace de la Iglesia porque procede de la redención de Cristo. Es en el misterio de Cristo donde germina el hombre nuevo y donde se hace posible la plenitud de todo lo humano. En el seno materno de la Iglesia, esposa de Cristo, surge el vínculo sacramental de los esposos y el amor conyugal se alimenta del amor eucarístico de Jesucristo. No existe comunidad familiar sin comunidad eclesial.

    La familia cristiana, para poder vivir, necesita a la Iglesia, y sin embargo, el ritmo de nuestra vida hace que muchas veces las familias se encuentren solas. Un pequeño núcleo familiar puede encontrar obstáculos difíciles de superar si se encuentra aislado del resto de sus parientes y amistades. Por ello, la comunidad eclesial tiene la responsabilidad de ofrecer acompañamiento, estímulo y alimento espiritual que fortalezca la cohesión familiar, sobre todo en las pruebas o momentos críticos. Para esta labor, tanto la parroquia como las diversas asociaciones eclesiales son muy importantes.

    Por eso, una de las principales acciones pastorales es el acompañamiento a las familias. Este acompañamiento lo debe realizar no sólo el sacerdote, sino también las familias de la comunidad parroquial o eclesial. Las familias son insustituibles en esta tarea, donde se manifiestan como verdaderas protagonistas de la misión evangelizadora de la Iglesia. La familia es la primera y principal actora de la pastoral familiar, el sujeto indispensable de esa pastoral.

    Esta es la perspectiva adecuada de la pastoral familiar. La Iglesia es fuente de vida para las familias cristianas y, a su vez, las familias cristianas son protagonistas de la evangelización de la Iglesia porque la pastoral familiar tiene como fin ayudar a la familia a alcanzar su plenitud de vida humana y cristiana. Por eso, la pastoral familiar que se realiza desde la comunidad cristiana, consciente de este hecho, debe adaptarse a los procesos de vida propios de la familia, en orden a su integración en la iglesia local y en la sociedad.

    La familia y la comunidad parroquial

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    En esta tarea de “acompañar la vida de la familia”, la parroquia, por su cercanía a la familia, tiene un protagonismo singular. El Directorio afirma que la parroquia desempeña un papel específico en la pastoral familiar, por ser el lugar más cercano a las familias concretas, que puede conocer más directamente sus necesidades y por ello prestar una atención mucho más directa y eficaz. Es el lugar propio de la celebración de los sacramentos y de los acontecimientos familiares en los que se hace presente de modo peculiar la Iglesia en la familia.

    Cada uno de nosotros nace y crece en el seno de una familia. Se vive en familia, pero para el desarrollo de su vida cristiana la familia necesita abrirse a la comunión de la Iglesia en la parroquia, donde vivimos y compartimos la fe con otras familias. La parroquia debe convertirse en un verdadero hogar donde las familias se sientan acogidas, ayudadas y acompañadas. Por eso, vivir en parroquia debe ser vivir en familia.

    Un ámbito de la colaboración entre la parroquia y la familia es la preparación a los sacramentos de la iniciación cristiana que, en nuestra sociedad descristianizada, es cada vez más urgente. En efecto, la configuración del sujeto cristiano a través de los sacramentos de la iniciación es necesaria para que puedan formarse hogares según el plan de Dios. Por eso la renovación de la pastoral familiar exige la recuperación de la iniciación cristiana de los niños, los jóvenes e incluso los adultos, cuyo lugar propio es la parroquia.

    De este modo, a través de las parroquias, la Iglesia será “fuente de vida” para las familias. Acompañará a la familia en la iniciación cristiana y educación en la fe de los hijos. Cuando se acerque el momento del discernimiento de la vocación la comunidad parroquial ofrecerá a los jóvenes los medios para una adecuada preparación al matrimonio. El sacramento del matrimonio se celebra también en la parroquia, y desde ese momento la comunidad parroquial debe comprometerse en el acompañamiento a los esposos.

    Si la familia nace en el seno materno de la Iglesia, la acogida a las familias debe ser tal que las familias consideren natural el acercarse a la comunidad parroquial, no sólo para las acciones sagradas, sino para los acontecimientos humanos y los problemas que les pueden superar. Todavía es una tarea en gran medida por hacer, para que nuestras comunidades sean más familiares: que nuestro vivir en la parroquia sea vivir en familia.

    Conclusión

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    En Valencia, el Papa se refirió a la misión de la familia en la evangelización, así como la responsabilidad de la Iglesia de acompañar a las familias, pues las familias cristianas nacen y reciben su vida de la Iglesia. Las parroquias son el ámbito más cercano para vivir en la Iglesia. Por eso, en esta Jornada de Familia y Vida de 2006 subrayamos la importancia de la parroquia en la pastoral familiar: Vivir en parroquia es vivir en familia.

    Que estos días navideños nos sirvan para estrechar los lazos familiares y la comunión eclesial de las familias que se reúnen en las parroquias para la celebración de los misterios de la Navidad.

    Dando gracias a Dios por la vivencia del V Encuentro Mundial de las Familias, queremos también expresar nuestro agradecimiento a todos los que trabajaron para hacer posible el Encuentro de las Familias, singularmente a la Iglesia diocesana de Valencia, y a todas las familias que con el testimonio de su vida y su presencia fueron el mayor éxito del Encuentro. En Valencia pudimos ver el rostro familiar de la Iglesia, la Iglesia como verdadera familia. Para todos pedimos en esta Navidad la protección de la Sagrada Familia de Nazaret. ¡Que Dios os bendiga!

    Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida.
    † Mons. Julián Barrio Barrio, Presidente de la CEAS
    † Mons. Juan Antonio Reig Pla, Presidente de la Subcomisión
    † Mons. Francisco Gil Hellín
    † Mons. Javier Martínez Fernánde