Recibir el Bautismo
El Bautismo de niños infantes (0 a 6 años) normalmente debe celebrase en la propia Parroquia, a la que se pertenece en razón del domicilio propio. Por ello, los padres deberán acudir a su Parroquia para su preparación y celebración.
El Bautismo de niños en edad escolar (7 a 13 años), normalmente coincidiendo con la Primera Comunión o la Confirmación, debe prepararse y celebrarse en la Parroquia a la que se pertenece o en la que se está preparando para recibir dichos sacramentos.
El Bautismo de adultos (más de 14 años) conlleva un proceso especial de formación, llamado catecumenado, cuyo fin es introducir en la vida cristiana. Para unirse a dicho proceso diocesano, ha de hacerse a través de la propia Parroquia.
Además, debe elegirse uno o dos padrinos (varón y mujer, si son dos), mayores de 16 años, que estén bautizados y confirmados, y que lleven una vida conforme a la fe: no haber renunciado a la fe católica; si se está casado o convive, haber recibido el sacramento del Matrimonio; ser cristiano practicante; ser un referente de vida cristiana en el trabajo, la familia y la sociedad, etc.
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Confesarme
Cada parroquia o iglesia tiene su propio horario de confesiones que se puede consultar en su cartela o quizás en nuestra página web: Catedral y Parroquias o Santuarios y Templos.
Además, los sacerdotes están siempre disponibles para acoger a cualquier persona que desee recibir el sacramento de la Reconciliación.
Recibir la Primera Comunión
La celebración de la Primera Comunión tiene lugar habitualmente cuando el niño/a tiene 10 años (4º de Primaria), aunque excepcionalmente podría recibirse a los 9 años (3º de Primaria). Por ello, los padres deberán inscribir a su hijo/a, al menos, dos años antes, normalmente en la Parroquia a la que pertenecen, para recibir la catequesis y participar de la Eucaristía del domingo.
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Recibir la Confirmación
Hay tres itinerarios que permiten la celebración de la Confirmación en nuestra Archidiócesis, que podrás recibir normalmente en tu propia Parroquia, a la que debes acudir para recibir la información necesaria.
Lo habitual es seguir el primer itinerario continuo, es decir, continuar la catequesis después de la Primera Comunión, por lo que iniciarás tu preparación a los 9 ó 10 años (4º ó 5º Primaria), para, después de tres años, recibir la Confirmación cuando tengas 12 ó 13 años (6º Primaria ó 1º ESO), tras la participación habitual en la catequesis parroquial.
Un segundo itinerario permite su celebración a los 16 años (4º ESO) tras la participación durante dos años en la catequesis, que se ha iniciado a los 14 años (3º ESO).
Finalmente, un tercer itinerario, destinado a adultos, mayores de 21 años, permite la celebración de la Confirmación tras la participación en varias sesiones de catequesis en un arciprestazgo o grupo de vida cristiana.
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Descubrir y acoger mi vocación
El Señor te llama: es una voz que atraviesa tu vida y te susurra al corazón. Él tiene un sueño para ti, un proyecto que no es mediocre ni a medias, sino un camino pensado para que descubras la verdadera felicidad.
¿Sientes inquietud? ¿Te preguntas hacia dónde va tu vida? Esa sacudida interior no es casualidad: es Dios que te reta a buscar tu vocación. No lo hagas solo: atrévete a dejarte acompañar, a discernir, a escuchar…
Quizás tu vocación esté en medio del mundo, como laico fiel, al servicio del Reino de Dios, construyendo un hogar donde reine el amor y la fe, para lo que deberás cuidar tu noviazgo y matrimonio como un tesoro.
Pero puede que su llamada conlleve dejarlo todo..., para apostar radicalmente por Cristo, siguiéndole en el sacerdocio o en la vida consagrada. No es un camino fácil, pero es audaz: un sí que transforma, una entrega que cambia la historia.
Contraer matrimonio
¡Qué alegría que queráis celebrar vuestro matrimonio cristiano!
El primer paso será acercaros a la iglesia donde pensáis casaros para fijar la fecha. Lo más habitual es celebrarlo en la parroquia de la novia o del novio, o bien en aquella donde deseáis comenzar vuestra nueva vida en común.
Una vez confirmada la fecha, deberéis acudir normalmente a la parroquia de la novia —aunque también puede hacerse en la del novio— para iniciar el expediente matrimonial. Allí os explicarán con cariño cada detalle de la tramitación y la documentación que necesitaréis:
Además del expediente, tendréis la oportunidad de prepararos para este gran paso realizando el itinerario de novios, como preparación para vuestro matrimonio, que organiza la Delegación de Familia y Vida. Es un tiempo muy enriquecedor para afianzar vuestro proyecto de vida, amor y fe compartidos.
Posteriormente, vendrá la preparación de la celebración, que compartiréis con el sacerdote que os acompañará en vuestro día. Y, tras la boda, se os entregará un certificado de celebración del matrimonio que deberéis presentar en el Registro Civil para recibir vuestro libro de familia.
La Iglesia os acoge con alegría y os acompaña en este camino tan hermoso hacia el sacramento del matrimonio.
Enlace de interés: Parroquia a la que pertenezco: Callejero parroquial
Solicitar la nulidad de mi matrimonio
La declaración de nulidad de un matrimonio es, sencillamente, el reconocimiento oficial por parte de un Tribunal Eclesiástico de que ese matrimonio nunca llegó a existir. No se trata de que la Iglesia “rompa” un vínculo, sino de constatar que, por motivos anteriores a la celebración, ese matrimonio no pudo ser válido. Este proceso es un camino al servicio de la verdad y de la conciencia. Busca iluminar la vida de las personas, dar paz a su corazón y abrirles de nuevo la puerta para participar plenamente en la vida de la Iglesia.
Las causas de nulidad pueden ser varias: un defecto de forma en la celebración, la existencia de un impedimento o un vicio en el consentimiento. Esta última es la más habitual y puede darse, por ejemplo, cuando no se tiene la capacidad para asumir las obligaciones propias del matrimonio, cuando se excluye a los hijos o la indisolubilidad, cuando hay un error sobre aspectos esenciales de la otra persona o cuando falta verdadera libertad en el momento de dar el “sí”.
Para saber si un matrimonio es nulo es necesario iniciar un proceso judicial ante el Tribunal Eclesiástico. En él, ambos cónyuges tienen derecho a intervenir, así como el Defensor del Vínculo. Antes de iniciarlo, conviene pedir una cita en nuestro Tribunal Eclesiástico de Valladolid, donde se os escuchará y se os dará el asesoramiento necesario.
La duración del proceso depende de varios factores, como el número de testigos, la intervención de peritos o la situación personal de quienes participan. El coste del mismo también varía, dependiendo, sobre todo, de si se requieren peritajes y del abogado que libremente se elija. Los derechos de nuestro Tribunal ascienden a unos novecientos euros, aunque también existe la posibilidad de acceder a justicia gratuita, para que nadie quede excluido por motivos económicos.
En todo momento, la Iglesia desea estar a vuestro lado, acompañando con cercanía y respeto este delicado camino, ya que detrás de cada causa de nulidad hay personas con historias y heridas, que merecen ser acogidas con cariño y esperanza.
Conseguir mi partida de bautismo, confirmación o matrimonio
Si la partida que deseas solicitar es posterior al año 1900, deberás acudir a la parroquia donde se celebró el sacramento. En la partida de Bautismo, figuran las anotaciones, entre otras, de los demás sacramentos que se han recibido a lo largo de la vida, como la Confirmación o el Matrimonio, por lo que normalmente será la que debas solicitar.
Si la partida es anterior a 1900, deberás dirigirte al Archivo Diocesano, en el que se custodian las partidas de todas las parroquias de la Archidiócesis. Para solicitarla, deberás rellenar el formulario correspondiente, siguiendo la normativa vigente.
Además, si tú mismo eres el sacramentado, presentando un documento de identificación, podrás solicitarla. Si el sacramentado es una persona distinta, además de tu documento de identificación, deberás adjuntar la siguiente documentación:
Colaborar económicamente con la Iglesia
La Archidiócesis de Valladolid y cada una de sus parroquias viven gracias a la generosidad de quienes, con fe y cariño, colaboran para que el Evangelio llegue a todos. Con tu aportación, grande o pequeña, haces posible el cuidado de los templos, la atención a los más necesitados, la formación de agentes de pastoral y tantas iniciativas que mantienen viva la misión de nuestra Iglesia diocesana.
Dar es compartir, es sembrar esperanza, es unirse a una obra común que no se mide en números, sino en gestos de amor. Gracias a tu colaboración, la Iglesia diocesana puede seguir siendo un hogar abierto, cercano y al servicio de todos.
Te invitamos a colaborar económicamente con tu parroquia o con la Archidiócesis, haciéndole llegar un formulario de inscripción como suscriptor o donante: Parroquia / Archidiócesis. Cada gesto cuenta, cada ayuda es valiosa, y entre todos hacemos posible que nuestra Iglesia siga anunciando la Buena Noticia en Valladolid.
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