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El P. Teófanes Egido, OCD, fallecido el 17 de julio de 2024, siempre se hizo sentir en Valladolid —aunque esa no fuera su intención— dada la discreción y la humildad que lo acompañaron a lo largo de su trayectoria vital. Presente en el corazón de un gran número de vallisoletanos, ahora lo estará en el de la ciudad, tras la inauguración de la nueva ‘Plaza Teófanes Egido’, ubicada entre la Iglesia de San Benito, el Archivo Municipal y el Monasterio de Santa Isabel. Un acto que contó con la presencia de distintas autoridades civiles, eclesiásticas y representativas de la Comunidad Carmelita, además de miembros del mundo académico, religioso y cultural.
Un espacio peatonal, de tránsito y de recogimiento
, que desde el pasado 20 de julio, se ha convertido en un lugar de memoria y reconocimiento a este carmelita descalzo, profesor de la Universidad de Valladolid, quien fue Cronista de la Ciudad tras jubilarse en el año 2001 hasta 2018. Ante todo, fue “un fraile ilustrado, comprometido con las luces, que consagró su vida a la historia y que ejerció como carmelita descalzo en San Benito”, la que fuera su casa desde 1960, destacó el Provincial de la Provincia Ibérica de los Carmelitas Descalzos, Padre Francisco Sánchez Oreja, durante el acto de inauguración . “Culto, fraterno y dedicado al ministerio sacerdotal por excelencia”, en definitiva, un fraile como le hubiera gustado a Santa Teresa de Jesús. Un hombre “bueno y generoso”, además de “receptivo y asequible”, que sabía escuchar y, sobre todo, “dar buenos consejos”, apostilló.
El religioso también fue recordado en este homenaje por el Arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, don Luis Argüello, quien mostró su “alegría” por participar de este acto que en su “sencillez”, afirmó, “expresa un reconocimiento”, plasmado en una pared para dar nombre a una plaza. “La plaza siempre es lugar de intercambios, de cruce de caminos”. Es el “lugar”, prosiguió, en el que “a través de edificios se nos hace caer en la cuenta de lo que es la ciudad”. Un lugar en el que “convivimos, en el que nos conocemos y encontramos”, y en el que también hay “realidades institucionales que nos ayudan a organizar la existencia”. Es en la ciudad, afirmó Monseñor Argüello, donde “cada uno de nosotros encontramos nuestro sitio”, como lo hizo Teófanes, “en la Iglesia, en el Carmelo Descalzo, en la comunidad de San Benito y también en la Universidad”.
Para el prelado vallisoletano, el Padre Teófanes, “el fraile con hábito o el profesor con corbata”, ha permitido a los ciudadanos establecer un “diálogo sencillo entre lo que significa juntarnos el domingo a rezar el Padre Nuestro y salir a la calle” para “vivir la amistad y tratar de edificar fraternidad”. Agradecido con el Ayuntamiento y el alcalde de la ciudad, Jesús Julio Carnero, por este “gesto” que desemboca en la configuración de este “lugar de encuentro” que nos permita seguir apreciando “la belleza de convivir juntos”; Monseñor Argüello destacó la necesidad de poner en esta convivencia la “sal” que, en “forma de ironía y de ojos destellantes”, Teófanes ofrecía “desde su condición de orante y de ciudadano, amante de la libertad y de la razón, como quicios para poder organizar” dicha convivencia.
Por su parte, el edil vallisoletano, manifestó que este homenaje “reconoce no solo al intelectual brillante y al fraile ejemplar”, sino también “al ciudadano comprometido, profundamente enraizado en la historia de Valladolid y en su vocación espiritual”.
La inauguración de la nueva ‘Plaza Teófanes Egido’, se enmarca dentro del espíritu del proyecto ‘Huellas de Teresa’, red que promueve el patrimonio cultural y espiritual teresiano, y a la que Valladolid pertenece como ciudad fundacional. Especial sentido tiene este vínculo si se tiene en cuenta que el padre Teófanes fue uno de los principales estudiosos de la Santa de Ávila, San Juan de la Cruz y San José.