"Los miembros de la JEC quieren ser apóstoles incansables al servicio de los jóvenes estudiantes y de todos los que sufren en la sociedad. "

Mucho trabajo para marcar las líneas de acción del trienio 2014-2017

El trabajo, a partir de las indiciaciones del jesuita, fue arduo y profundo. Además, la búsqueda e inquietud de los cincuenta jóvenes militantes de nueve diócesis (entre los dieciocho y treinta años) fue luminosa y esperanzadora. Palabras claves como "escogidos, bendecidos, rotos y partidos, entregados a favor de los demás", han ideado líneas de orientación que llenarán de vida el compromiso de jóvenes estudiantes en los institutos y las universidades. Ahora toca la consolidación, el fortalecimiento de los grupos de revisión de vida, la extensión y la conexión con las problemáticas y sufrimientos actuales en la escuela y en el mundo, especialmente de los jóvenes.
 
En la asamblea estatutaria se han vivido momentos de emoción apostólica intensa. Por una parte se despedían de responsabilidades generales tanto la presidenta, Ana Isabel Escobar, como la ecónoma, Alejandra Villalte, jóvenes liberadas en Madrid dedicadas en cuerpo y alma a la JEC,  echando de lo que tienen para vivir en los mejores años de sus vidas. Hablaron de cómo el movimiento y el servicio han sido cauce de salvación para ellas, que han crecido, madurado, en el compromiso y en la radicalidad de ser coherentes con su fe y seguimiento de Jesús. 

Nuevos responsables 

Maravilloso fue también el relato de las monografías de los que se mostraban disponibles para sucederles en este servicio de entrega y animación a los jóvenes estudiantes desde la organización del movimiento. Han sido Álvaro Mota y Carmen Ledesma, de origen extremeño, los que se han puesto en la mesa para ser escogidos, bendecidos, partidos y entregados-enviados por la asamblea, haciendo de su vida Eucaristía. En plena juventud se lanzan a esta compromiso de presidir y coordinar, con todo su ser, esta realidad: quieren ser apóstoles incansables al servicio de los jóvenes estudiantes y de todos los que sufren en la sociedad, a través de los militantes de la JEC en cada diócesis.
 
En la Eucaristía de clausura fueron abrazados y enviados por toda la asamblea, y destacado fue el abrazo cariñoso y cercano de don Ricardo a estos dos jóvenes alegrándose de sus disponibilidad y servicio, reconociéndolos apóstoles jóvenes para los jóvenes en los medios estudiantiles.
 
Damos gracias a Dios por estos jóvenes coherentes, comprometidos, formados, animados, alegres que no tienen miedo al riesgo y quieren dar la vida por lo que ellos mismos son, juventud esperanzada y esperanzadora. Si Dios quiere, cuando don Ricardo firme su nombramiento no lo hará sobre un nombre desconocido y frío, y cuando lo reciban ellos —y el movimiento— será la firma de un pastor sencillo que se ilusionó con la gracia de la vida de estos jóvenes y los abrazó para darles ánimos y bendecirlos apostólicamente en el envío a su misión.