Catalina Benincasa o Catalina de Siena (Siena, 1347-Roma, 1380) se consagró desde los siete años a la mortificación y la castidad, resistiendo a los esfuerzos de sus padres por casarla. Ingresó en la Orden Tercera de Santo Domingo, y dedicaba su vida al ayuno, a defender al Papa en una época de problemas políticos y cismas, y a una ayuda incansable a los necesitados, pese a su cada vez más débil salud. Llegó a tener visiones místicas y en 1375 recibió los estigmas de Cristo. Fue canonizada por Pío II en 1461, proclamada Doctora de la Iglesia por Pablo VI en 1970 (la única mujer Doctora, junto con santa Teresa de Jesús y santa Teresita del Niño Jesús) y copatrona de Europa por Juan Pablo II en 1999.