Delegación de Familia y Vida  -  Conclusiones
XIX Semana de la Familia en Valladolid 2003
La familia: cultura, trabajo y derecho
22 de febrero de 2003

Publicado: BOA 2003, 0.


La familia está basada en la unión en matrimonio por amor de un hombre y una mujer, comprometidos públicamente ante la sociedad. Los matrimonios creyentes también se comprometen ante la Iglesia.

La familia así concebida es el pilar oculto de la sociedad. Es la escuela de las competencias humanas, de la ética y de los comportamientos observables y habituales en la persona, de los que luego se beneficia toda la sociedad. Sobre ella recaen las importantes e imprescindibles tareas de:

  • Afianzar el vínculo matrimonial y seguir creciendo como personas libres, comprometidas y felices.
  • Engendrar, criar y educar a sus hijos.
  • Mantener a los jóvenes que aún no han podido emanciparse.
  • Cuidar de miembros enfermos físicos o psíquicos, drogadictos, etc.
  • Cuidar de los ancianos.
  • etc.
  • Pero a pesar de estas valoraciones positivas de la familia, en la realidad sociopolítica de España se constatan los siguientes hechos:

  • La cultura de tratar de experimentar nuevas sensaciones, nuevas pasiones, cuanto antes, viviendo el máximo disfrute con el menor coste, lleva a no plantearse tomar responsabilidades.
  • Existe gran dificultad para la adquisición de vivienda, sobre todo para los matrimonios jóvenes. No hay una política de alquileres asequibles.
  • La baja natalidad es una de las peores pobrezas de nuestra sociedad.
  • En el mundo laboral se pide flexibilidad al trabajador: movilidad geográfica y de horario, rescisiones de contrato fáciles, etc.; necesarios para mantener una productividad y competitividad mínimas, pero que genera problemas de estabilidad en la vida personal, familiar y social.
  • España solo dedica el 0,08% del PIB para ayudas a las familias.
  • En muchos casos el principal ingreso de una familia es la pensión del cabeza de familia jubilado.
  • Si las familias, en general, tienen problemas y pierden valores esenciales, las familias cristianas, en particular, no tienen clara su fe y su misión en el mundo. No se vive el auténtico cristianismo ni en las familias ni en los colegios. No sabemos transmitir nuestra fe y nos cuesta mantener la que tenemos.

    No obstante, y pese a todo, si la familia española se declarase en huelga de todos sus compromisos, el Estado entraría en quiebra, o el nivel de pobreza y marginalidad adquirirían cotas alarmantes. Por ello queremos dar un toque de atención sobre un nuevo sentido de responsabilidad hacia las familias españolas a: El Gobierno y las autoridades autonómicas y locales, las empresas, las propias familias, las familias cristianas y la Iglesia, y los individuos, miembros de una familia y de una sociedad.

    Al Gobierno y las autoridades autonómicas y locales

    Proponemos:

  • 1º Reconocer la verdadera identidad de la familia.
  • 2º Poner en marcha una Consejería de la Familia. El Gobierno debe ser claro y transparente en sus decisiones, evitando toda clase de incertidumbre y malos entendidos en la población, y debe establecer medidas en su defensa y protección.
  • Por eso pedimos:

  • Reconocer como familia a la basada en el matrimonio natural, anteriormente descrita, y las que de ella naturalmente se deriven: viudos/as o separados/as con su prole, emancipados con cargo de padres, etc. Considerando que también existen otros tipos de convivencia.
  • Crear un Ministerio o Consejería de la Familia, o similar, como ya existe en algún otro país, que velara por:
  • a) Establecer un marco legislativo adecuado.

    b) Cuidar de los intereses de la familia en particular y de la sociedad en general.

    Dicho Ente tendría tareas urgentes a realizar, como por ejemplo, establecer:

  • Sistema eficaz para que toda familia pueda disponer de una vivienda digna.
  • Auténticas ayudas y beneficios fiscales directos a las familias.
  • En el campo social, servicios suficientes en calidad y cantidad de: asesorías, guarderías, cuidado de enfermos y ancianos, parques, espacios de ocio, etc.
  • En el campo laboral, normas que obliguen e incentiven a las empresas a tomar medidas a favor del medio ambiente y del bien estar de sus empleados, no solo laboral, sino también familiar y social.
  • En el sistema educativo, que las ciencias y los valores humanos ocupen el lugar preponderante que les corresponden, y que sea acompañado por un estilo educativo que permita vivir el sentido de la convivencia: el respeto, la disciplina, la responsabilidad, etc.
  • En el campo de la información, que los medios de comunicación social contribuyan al florecimiento y arraigo en la sociedad de una auténtica cultura de la familia y de la vida.
  • Abordar con seriedad los casos de especial protección: Familias numerosas, monoparentales, pensiones de viudedad, personas solas, enfermos crónicos, minusválidos, drogadictos, integración social de emigrantes...
  • etc.
  • A las empresas

    Proponemos:

  • 1º Favorecer el equilibrio entre familia y trabajo.
  • 2º Implantar parámetros de atención a las familias, en las auditorías de Calidad ISO-9000, o similar.
  • De igual manera que las empresas comienzan a asumir su responsabilidad de cuidar el medio ambiente, y de establecer contratos estables con un salario justo, siempre cabalmente legítimo, deben además, trabajar por:

  • Recobrar el equilibrio entre la familia y el trabajo, en las condiciones propias de la vida actual en la que nos desenvolvemos. Así la gestión y la contabilidad empresarial debería contemplar también la necesidad de cuidar:
  • a) La dignidad de las personas.

    b) Los vínculos sociales necesarios para el desarrollo humano.

    Deben, por tanto, integrar como parte fundamental, dentro de los requisitos o criterios establecidos para la implantación del Sistema de Calidad de la Empresa, la atención expresa a la familia, introduciendo elementos evaluables que garanticen la promoción y la ayuda familiar, tales como:

  • Cuidado de la dignidad de sus empleados, no entorpeciendo los vínculos sociales necesarios para el desarrollo humano. Por ejemplo: facilitar formación y reciclajes, servicios de asesoramiento, beneficios extrasalariales, establecer guarderías, cuidado de ancianos y enfermos, etc.
  • Establecer modalidades de flexibilización del trabajo, tales como: horarios flexibles, contratos fijos de tiempos parciales, semana comprimida, horarios compartidos, banco de tiempo libre, modalidades de permisos, etc.
  • A las propias familias

    Proponemos:

  • 1º Defender el papel y el protagonismo de los padres.
  • 2º Declarar y transmitir los deberes de la familia.
  • Siendo la familia una institución jerárquica, el estilo dialogante y comunicador posibilita una mayor relación y cercanía de sus miembros. Pero un sencillo análisis nos dice que, ahora en muchas ocasiones, son otros quienes ponen las normas e imponen los valores. Si las normas hacen posible la convivencia y los valores dan sentido a la vida, son los padres quienes tienen la obligación de recuperar esa autoridad y ese protagonismo.

    El padre y la madre lo son desde que engendran a su primer hijo, y no dejan de serlo nunca, aunque sus obligaciones como tal varíen con el crecimiento de la prole. Hay funciones que nunca se acaban pero en nuestra cultura actual se han adormecido. Se tienen muy equivocados los conceptos de tolerancia y solidaridad. Se valora más el tener hijos listos y con títulos universitarios que el que sean responsables, coherentes, solidarios, humanos,...

    Por eso es urgente que las familias se den cuenta que el compromiso que adquirieron conlleva una serie de deberes, tales como:

  • Dedicar tiempo a formarse humanamente, tanto padres como hijos, ya que nuestra formación ha sido mayoritariamente técnica.
  • Recuperar el papel de padres protagonistas de la educación de sus hijos.
  • Recuperar la vivencia y transmisión de valores en la familia.
  • Recuperar el humor, el optimismo, la alegría, que es la quinta esencia.
  • Organizarse y asociarse, con el fin de formarse, de ayudarse y de hacer peso ante la Administración, para pedir las medidas oportunas que favorezca el normal desarrollo de las familias y, por tanto, de la sociedad.
  • Tomar un papel activo: en el barrio, en los diversos ambientes según cualidades, en la ciudad...
  • etc.
  • A las familias cristianas y a la iglesia

    Proponemos:

  • 1º Formación permanente en la fe.
  • 2º Cuidar los Sacramentos de Iniciación cristiana.
  • Las familias cristianas, además de realizar el esfuerzo que antes citábamos para todas las familias en general, deben saber valorar y defender lo que tienen, su fe. Por ello deben cuidar la permanente formación de su fe, diferenciando bien lo esencial y litúrgico de lo accesorio y simple devoción, viviendo en actitud de servicio.

    Los sacramentos como signo son expresiones y alimento de la fe, de ahí la responsabilidad de la Iglesia y de las familias, por su presentación y su actitud ante los sacramentos. Ni los unos deben admitir, ni los otros deben consentir, que nuestras Parroquias se conviertan en meros supermercados de sacramentos, para satisfacer un acontecimiento social. Los cristianos debemos mentalizarnos de que, tal vez, tengamos que ser minoría en nuestra sociedad actual.

    Debe exigirse una preparación adecuada, en muchos casos una nueva evangelización, y una mínima esperanza de continuación en la formación en la fe, despojando la celebración del excesivo folclore o parafernalia social, que oculta el valor religioso:

  • Para la celebración del Bautismo, preparación e implicación de los padres.
  • Para la celebración de la Primera Comunión, preparación de los niños a través de la de sus propios padres. Impulso de la Catequesis Familiar.
  • Para la celebración de la Confirmación, preparación de los jóvenes que debe llevarles a un auténtico compromiso personal. Si se hace bien, sería normal que no todos los que empiecen, terminen.
  • Para la celebración del Matrimonio, preparación seria y continuada de los novios con una visión clara de lo que representa el sacramento y a lo que se comprometen. Y si no lo ven, es preferible que sean coherentes y se casen civilmente.
  • Recuperar y dar la importancia que tiene a la celebración del Perdón.
  • En todos los casos hay que evitar siempre dos extremos nocivos:

  • La intransigencia, que olvida que la fe es un don, y conduce al fanatismo.
  • La indiferencia, que descarta el esforzarse y el formarse, y seguir avanzando.
  • A los individuos, miembros de una familia y de una sociedad

    Proponemos:

  • 1º Vivir la esperanza en la humanidad.
  • 2º Vivir la solidaridad y la justicia.
  • Cuando tenemos la sensación o la evidencia de que todo a nuestro alrededor falla, siempre está la libertad, la voluntad y la esperanza de cada persona, que se ha dado cuenta que algo tiene que cambiar, y que debe empezar por ella misma.

    Formándose, trabajando, colaborando en lo que pueda, con humor, con alegría, con sano gozo, estará sembrando en su entorno una semilla de esperanza, ya que con su actitud está viviendo y recordándonos a todos:

  • Que el hombre actual también es capaz de creer en la humanidad, de ser solidario y de trabajar desinteresadamente por ella.
  • Que quienes poseemos la idea de igualdad y de dignidad de todos los hombres y mujeres, tenemos mucho que compartir.
  • Que los individuos, las familias y la sociedad, pueden y deben vivir y transmitir una serie de valores propios del ser humano.
  • Que Dios es el señor del tiempo y de la historia. Y que aunque nos deja la tarea de colaborar libremente en el transcurrir de los acontecimientos, Él nunca nos abandona.