Temas: Hispanoamérica (seguimiento y misión).
Web oficial: http://85.118.245.124/misiones/hispanoamerica/2007/folleto.pdf
Publicado: Ecclesia LXVII/3.351, marzo (2007), 313-315.
1. Al celebrarse en las diócesis de España el Día de Hispanoamérica, la Comisión Pontificia para América Latina presenta a los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles que peregrinan en esas tierras un cordial saludo en Cristo. «Llamados a ser discípulos y misioneros en América» es el lema que las diócesis españolas han escogido para este año 2007.
Dicho lema ha sido inspirado en el tema de la próxima V Conferencia del Episcopado Latinoamericano, un evento de gran importancia que nos invita a reflexionar en torno a la identidad del cristiano, llamado a poner en el centro de su propia vida a Jesucristo, luz de las gentes, y a transmitir un amor que lleve a ser fieles discípulos suyos y misioneros convencidos. Sólo en el encuentro personal con Jesucristo madura la convicción que llevó a san Pablo a exclamar: «¡Ay de mí si no evangelizare!» (lCo 9,16). Sólo de la íntima amistad de los discípulos con el Maestro brota la luz que ilumina el horizonte de la vida humana y disipa toda posible oscuridad.
2. En efecto, ¿quién es discípulo, sino aquel que habiéndose encontrado con su Maestro, corresponde al don de la fe en Él y orienta su vida entera a su seguimiento? Así comienza la “aventura de los Apóstoles”, con la experiencia de un “conocimiento directo” que suscita el deseo vivo de anunciar a quien se ha conocido y amado personalmente. No se explica la extraordinaria generosidad de los primeros discípulos si no es por la fuerza del amor personal a Cristo, que los ha llevado incluso a dar la propia vida.
Ser, por tanto, seguidor de Cristo, implica estar en sintonía vital con Él, para de ese modo encenderse en celo y sentir la urgencia de anunciarlo. No se trata de «ser anunciadores de una idea, sino testigos de una persona». Los discípulos, «antes de ser enviados a evangelizar, deberán “estar” con Jesús (cf. Mc 3,14), entablando con él una relación personal. Sobre esta base, la evangelización no será más que un anuncio de lo que se ha experimentado y una invitación a entrar en el misterio de la comunión con Cristo (cf. 1Jn 1,3)» (Benedicto XVI, Audiencia General del miércoles 22-3-2006) ▶.
3. Jesucristo, al término de su peregrinar terreno, dejó a sus discípulos el encargo de anunciarlo a todas las gentes (cf. Mt 28,19), una llamada que no se reduce a un horizonte pequeño, sino que se extiende al “mundo entero”, entendiendo en ello no solo su vastedad geográfica, sino todos los ámbitos en los que el ser humano desarrolla su cultura, llevando el anuncio hasta las fronteras de la vida, la familia, el mundo del trabajo, la cultura, la economía y la política.
Pero una empresa de tal magnitud no puede llevarse a cabo si no es por la fuerza sobrenatural de la caridad que se muestra patente en el testimonio de la actividad misionera. A ello se refería el Santo Padre cuando en su mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones del año 2006 afirmaba: «Dios es la primera “casa” del hombre y solo quien habita en Él arde con un fuego de caridad divina capaz de “incendiar” al mundo». En ello «reside el secreto de la fecundidad apostólica de la acción misionera, que supera las fronteras y las culturas, llega a los pueblos y se difunde hasta los extremos confines del mundo». (Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Jornada Mundial de las Misiones, 22-10-2006) ▶
4. Bien conocéis, queridos católicos de España, las circunstancias históricas y providenciales que desde hace siglos han llevado a la Iglesia que peregrina en España a estar fuertemente ligada a América Latina, llevando a aquellas tierras la fe cristiana. Y también en nuestros días, los españoles, conscientes de los deberes que exige la fe recibida de Dios, continúan ayudando a favorecer extensas regiones de Hispanoamérica, donde las necesidades espirituales y terrenas son grandes.
Es por ello que esta Comisión Pontificia, al agradecer a los católicos de España el despliegue pastoral que han tenido con América Latina durante más de 500 años de evangelización, quiere animaros a continuar con gran empeño misionero trabajando a favor del continente que ha sido llamado “de la esperanza”, una esperanza fundada en su invencible fe.
Ciertamente, son innumerables las carencias que afligen a aquellas tierras. Y frente a ellas se yergue luminosa una religiosidad siempre viva, pero que hoy más que nunca necesita ser despertada y alimentada con decisión y audacia. Frente a esta realidad, se ha hecho patente recientemente el deseo de los pastores latinoamericanos de que la próxima Conferencia General del Episcopado tenga como principal fruto una verdadera “ola misionera” en todo el Continente. Y para ello es necesario rogar «al Dueño de ta mies que envíe obreros a su mies» (Le 10,2).
5. Es con miras a todo este maravilloso desafío que la Comisión Pontificia para América Latina anima una vez más a los católicos de España a comprometerse en esta gran empresa, cada uno desde el lugar que le corresponde, ya sea por medio de la oración o de la ayuda al sostenimiento de los misioneros u obras de apostolado que promueven, pero sobre todo con la participación concreta en la acción misionera. Y en la celebración del Día de Hispanoamérica, os invita a vivir una verdadera audacia evangelizadora, siempre con la conciencia de que el amor «es y sigue siendo la fuerza de la misión», «el principio que debe dirigir toda acción y el fin al que debe tender» (Juan Pablo II, Redemptoris missio, 60) ▶.
Que Santa María, Estrella de la Evangelización y Madre de la Esperanza, nos enseñe a fundar todos nuestros esfuerzos en el amor a su Hijo Jesucristo, quien es Camino, Verdad y Vida. Nos mueva con su intercesión a confiar ante toda dificultad y a ser misioneros pasando por el mundo, como Él, haciendo el bien, sin permanecer indiferentes ante un horizonte misionero que es responsabilidad de todo cristiano.
Vaticano, 4 de enero de 2007.
Cardenal Giovanni Battista Re, Presidente
Luis Robles Díaz, Vicepresidente