Arzobispo  -  Entrevista
Semana Santa 2004
El Día de Valladolid
Abril de 2004


P. ¿Cómo vivió usted personalmente su primera Semana Santa de Valladolid al frente del Arzobispado?

R. La Semana Santa es igual en todas partes en cuanto al contenido litúrgico. Y yo siempre quiero vivirla mejor: desde la entrada en Jerusalén, pasando por el Jueves Santo con la Misa Crismal y la Misa en la Cena del Señor, la celebración de la muerte de Cristo, hasta llegar a la cima que es la Vigilia Pascual y el Domingo de Resurrección. Por eso es siempre nueva y me permite renovarme y darme nuevas actitudes para vivir la vida nueva de Cristo Resucitado. Pero si se refiere a los desfiles procesionales, a mí también me ayudaron para una vivencia con los hijos de esta Iglesia de lo más grande que tenemos: el Misterio Pascual. La lluvia no nos permitió el viernes y el domingo culminar las procesiones; espero que este año sea posible.

P. ¿Tiene usted algún paso preferido, bien por su belleza o porque este tenga un significado personal especial? A la vez, ¿tiene algún acto o alguna tradición de la Pascua también preferida?

R. Es muy poco el tiempo transcurrido para tener o expresar preferencias por tal o cual paso o imagen. Desde luego en Valladolid hay donde escoger. Me resultó curioso el ver a tantos niños en Platerías junto a la Vera Cruz, el silencio de muchas procesiones y un largo etcétera. Para mí la Vigilia Pascual, junto con la impresionante celebración sobria pero intensa de la muerte de Cristo, siempre me estremece. Y de esas celebraciones veo yo que viene la fuerza de las procesiones, que sin ellas serían representación teatral.

P. ¿Qué cualidades destacaría de la celebración de la Semana Santa vallisoletana? ¿Cree que habría que dotarle de algo nuevo o cambiar algo?

R. La belleza de sus imágenes y lo profundamente que está instalada en el corazón de tanta gente, por lo cual merece la pena trabajar cada vez más para que Cofradías y cofrades viven la relación profunda entre la Liturgia Santa y los Desfiles procesionales. Ahí está la clave del futuro. No tengo datos suficientes para decir qué hay que cambiar; todo lo que vaya en contra de la vivencia profunda de los cofrades y del resto de los cristianos, de su fraternidad y su deseo de resucitar con Cristo, rezo para que desaparezca.

P. ¿Existen otras expresiones que no sean tan populares como las procesiones, pero que sí son una muestra importante de cómo viven la Pasión los feligreses vallisoletanos?

R. Pues seguro que muchas comunidades y grupos cristianos viven con intensidad el Misterio Pascual con más oración, preparación intensa de las celebraciones, celebración del Perdón en el sacramento de la Penitencia con confesión individual, Horas Santas, Horas Apostólicas, etc., que hacen vida real el fin de la celebración de ese Misterio. ¡Cuántos como Pedro lloran, perdonan como María, ayudan como el Cireneo, asisten en su corazón al drama de la pasión y, sobre todo, admiran el amor de Jesucristo! Eso puede suceder, por supuesto, en los desfiles procesionales, pero también y ante todo en las comunidades parroquiales o en otras comunidades cristianas.

P. ¿Quiénes son los verdaderos protagonistas de estas fechas; o son solo los cofrades?

R. La Liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo, y quien celebra es todo el Pueblo de Dios o el Cristo Total, Él, la Cabeza, y nosotros, su Cuerpo. Los cofrades son protagonistas sin duda en las procesiones y en muchos actos litúrgicos, pero no son ellos los únicos protagonistas: el protagonismo es de la Iglesia entera.

P. Durante estos días salen muchos fieles a la calle alumbrando los pasos. ¿El compromiso de los hermanos es solo con las imágenes o por el contrario existe una dedicación de la que poco se sabe por los demás ciudadanos que no pertenece a ninguna cofradía? ¿Los demás ciudadanos, bien de Valladolid o de otras ciudades de España, entienden la devoción de los cofrades?

R. Cada Cofradía tiene su vida, que puede prolongarse durante todo el año, pues ser cofrade es una forma de ser cristiano, si se vive con el espíritu con el que las Cofradías nacieron y que siguen teniendo. Cualquier cofradía tiene encomendado no solo el culto a una determinada imagen, sino otros fines: de ayuda fraterna, de caridad o de fomentar el aspecto social de la fe. Y eso lleva mucho tiempo, como es natural. Ciertamente Semana Santa es un momento especial. Respecto a si los demás ciudadanos o los demás cristianos no cofrades entienden o no a los que son cofrades, pienso que habrá de todo. Ser cofrade es voluntario; ser cristiano es una oferta de vida que se me hace y que acepto también libremente. Se dice que el mundo de las Cofradías es complejo y que hay que conocerlo de cerca antes de juzgar. Sin duda.

P. Cuando las agencias de viajes hacen publicidad de los viajes a Valladolid ofreciendo como mejor atractivo las procesiones, ¿cree que es compatible el turismo con la expresión de la Semana Santa? ¿Se ha convertido esta en un espectáculo para muchos?

R. La Iglesia y sus instituciones como son las Cofradías están en la historia, en medio de un mundo muy plural. Todos nos debemos respeto mutuo. Las Cofradías o la comunidad cristiana no estamos en contra de nadie. Si la Semana Santa Católica genera un turismo, nada impide para celebrarla bien, si lo hacemos con hondura y devoción. ¿Qué algunos lo ven como un espectáculo? Nosotros no debemos vivír la Semana Santa así, sino desde la raíz cristiana. Ciertamente si solo primara el atraer turistas, sería para pensarlo.

P. ¿Cómo es esta Semana Santa en pleno año Xacobeo? ¿Aprovecharán los vallisoletanos para acercarse a Santiago de Compostela?

R. Semana Santa y Año Santo Compostelano (no me gusta la palabra Xacobeo) no son incompatibles. El que quiera vivir bien su fe en los días del Misterio Pascual podría hacerlo en Santiago o en Valladolid o en otros lugares, pero en cualquier lugar hay que hacer el esfuerzo de vivirlo y aceptar su gracia inmensa. Tal vez, sin embargo, no sean los días del Triduo Pascual los mejores para vivir la experiencia que supone ir a Compostela, pero el Año Santo es ante todo el Año de la Gran Perdonanza y eso se puede hacer en los 366 días de este año singular.

† Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Valladolid