Arzobispo  -  Artículo
Las consecuencias
de una deficiente imagen de Jesucristo
(A propósito de la notificación de la
Congregación para la Doctrina de la Fe
sobre las obras de Jon Sobrino, S. J.)
14 de marzo de 2007

Publicado: BOA 2007, 0.


La “ Notificación sobre las obras de Jon Sobrino, S. J.”, de la Congregación para la Doctrina de la Fe (Roma, 14-3-2007) busca defender el derecho que todo hombre tiene de conocer de modo auténtico e integral la verdad que la Iglesia confiesa y expresa sobre Jesucristo, tras un diálogo con el autor y sus superiores, y por supuesto sin pretensiones de juzgar en modo alguno las intenciones subjetivas personales. Concretamente ha sido la amplia difusión de las obras del P. Sobrino, “ Jesucristo liberador. Lectura histórico-teológica de Jesús de Nazaret” (Madrid 1991) y “ La fe en Jesucristo. Ensayo desde las víctimas” (San Salvador 1999) , y su uso en Seminarios y Centros de estudio, especialmente en América Latina, lo que ha obligado a la Congregación a salir al paso de aquellas imprecisiones y errores que impiden ejercer el derecho que todo hombre tiene de poder encontrarse con Jesucristo en toda su riqueza como «esperanza de las naciones y salvador de los pueblos».

Las deficiencias observadas no son solo metodológicas sino también de contenido. En cuanto a la cuestión metodológica, el P. Sobrino no duda en situar a la “ Iglesia de los pobres” como el lugar eclesial de la cristología. La Notificación recuerda que el único punto de referencia válido debe ser la fe apostólica que proclama que Jesús de Nazaret, verdadero Dios y verdadero hombre, es quien libera al ser humano del pecado, fuente de toda pobreza y situación de injusticia. Sólo desde esta afirmación de fe eclesial, sin ataduras ideológicas de ningún tipo, se puede afirmar con palabras y obras que «las desigualdades inicuas y las opresiones de todo tipo que afectan hoy a millones de hombres y mujeres están en abierta contradicción con el Evangelio de Cristo y no pueden dejar tranquila la conciencia de ningún cristiano».

Por otro lado, flaco favor se hace a los que padecen situaciones inhumanas de miseria cuando en el contenido de las obras anteriormente aludidas del P. Sobrino no se afirma con claridad la divinidad de Cristo, se duda de la encarnación del Hijo de Dios, se desfigura la relación entre Cristo y el Reino de Dios, se niega la conciencia filial y mesiánica de Cristo y su redención se reduce a un modelo ejemplar, todo ello tergiversando u olvidando importantes textos del Nuevo Testamento, y sosteniendo una sospecha sobre los contenidos dogmáticos de los primeros concilios.

La continuidad de los pasajes neotestamentarios expresada en las afirmaciones de la profesión de fe, el Credo, que se comparte con otras confesiones cristianas, afirma como núcleo de la fe la divinidad de Cristo, la unidad existente en la persona de Jesús de Nazaret de lo divino y lo humano, la conciencia de Jesús de su identidad como Hijo de Dios y de su misión mesiánica, y la redención como la liberación de todo hombre de las cadenas del pecado.

Las consecuencias concretas de las deficiencias del P. Sobrino son importantes. En concreto, si se duda de la divinidad de Jesús y de la encarnación del Hijo de Dios, ¿qué Jesús es ese? Se limita a ser un modelo para la humanidad o un hombre con mucha fe en Dios, pero nada más. Por otro lado, si se reduce la vida y la muerte de Jesús solo a un ejemplo para la humanidad, porque se duda de su divinidad y de la encarnación, se vacía de contenido la esperanza para los millones de personas que padecen la pobreza, porque no tendrían fundamento para su esperanza. Si la muerte de Jesús no tiene un valor salvífico y solo es un ejemplo de vida, Dios no nos habría liberado del pecado y, por tanto, ¿cómo se podría esperar una liberación de sus consecuencias (pobreza, miseria, hambre, guerra...)? ¿Cómo se podría afirmar que Dios sufre con los que sufren si su Hijo, Jesús de Nazaret, no tenía conciencia de su misión mesiánica y liberadora, y además se duda de su divinidad y se cuestiona la encarnación? Por último, no podemos olvidar que el Reino de Dios no es un concepto, un programa, una doctrina, sino una persona que tiene el rostro y nombre de Jesús de Nazaret, verdadero Dios y verdadero hombre. Si se separa el Reino de Dios de Jesús, se tiene otra cosa, quizá un atractivo estandarte ideológico, pero no el Reino revelado por Él.

En definitiva, la “ Notificación sobre las obras del P. Jon Sobrino, S. J.” quiere resaltar en positivo la fecundidad y la riqueza de una verdadera reflexión teológica que no teme desarrollarse dentro del flujo vital de la fe eclesial, y a su vez denunciar las limitaciones y consecuencias, especialmente para los más débiles, de una reflexión teológica elaborada tergiversando u omitiendo textos del Nuevo Testamento y contenidos fundamentales de la fe apostólica.