Don Luis Argüello apela “a la reconciliación y la convivencia” en Todos los Santos

Don Luis Argüello apela “a la reconciliación y la convivencia” en Todos los Santos

1 noviembre, 2023

La diócesis de Valladolid celebró ayer la solemnidad de Todos los Santos y hoy conmemora a los fieles difuntos en todas las parroquias de la provincia.

Con motivo de la fiesta del primero de noviembre, el arzobispo de Valladolid, don Luis Argüello, visitó junto a la corporación municipal el cementerio de El Carmen, con paradas en el panteón de los vallisoletanos ilustres y en  la sepultura del policía Daniel Prieto, policía asesinado en acto de servicio en 1987, entre otras.

Durante su responso, don Luis recordó que el cementerio “hace experimentar a fondo un deseo de reconciliación y convivencia”. “Es necesario -añadió, hacer una llamada de atención, frente a la polarización que vive nuestro mundo y desde el respeto a las creencias. Debemos construir un futuro, desde perspectivas diferentes, de reconciliación, con dignidad para toda vida y deseo de bien”.

El 1 de noviembre miramos hacia el cielo. Es el día en el que rendimos homenaje a todos los santos, conocidos y desconocidos. A los que están en los altares y a tantos y tantos cristianos que después de una vida según el evangelio participan de la felicidad eterna del cielo. Son nuestros intercesores y nuestros modelos de vida cristiana. Don Luis tuvo palabras para todos aquellos “ilustres desconocidos” cuyos restos reposan en los cementerios, “dormitorio del que todos esperamos despertar en una vida plena”, y lugares en los que siempre “nos hacemos preguntas sobre la vida y la muerte, “aunque cada uno lo haga desde su forma de vivir y de pensar”.

Hoy, 2 de noviembre, rezamos por los difuntos, por todos aquellos que ya fueron llamados a la presencia del Señor y, en especial, por las almas del purgatorio. Orar por ellos es algo  tan antiguo como la propia Iglesia. En la edad media se generalizaron las misas ofrecidas como “sufragio” por los difuntos, pero fue en el siglo X cuando un monje benedictino, san Odilón, en Francia, comenzó a celebrar la misa en un día concreto –el dos de noviembre­–, pidiendo por todos los difuntos. A partir del siglo  XVI, esta fecha fue adoptada para toda la Iglesia de rito latino.