Félix Pérez, nuevo diácono permanente para la diócesis de Valladolid

Félix Pérez, nuevo diácono permanente para la diócesis de Valladolid

8 mayo, 2022

8.mayo.2022__  El cardenal arzobispo de Valladolid, don Ricardo Blázquez, acompañado de su auxiliar, don Luis Argüello, ordenó en la Catedral en el transcurso de una bella ceremonia (retransmitida en directo por el canal de YouToube de Iglesia en Valladolid) al que ya es el décimo diácono permanente de la Diócesis vallisoletana, tras el fallecimiento en 2019 de Joaquín López. Félix Antonio Pérez Pérez (Valladolid, 1968), culminó así un proceso vocacional de servicio, fe y estudio al que se sintió llamado por vez primera hace veinte años y que gracias a su familia, amigos y compañeros diáconos ha recorrido con confianza y alegría.

 
Félix Pérez, casado y padre de dos hijos de 23 y 17 años, es profesor de inglés y religión en un centro educativo de la capital. En el año 2016 comenzó los estudios teológicos en los Padres Agustinos y ha colaborado con la Diócesis desde la parroquia de San Pedro Apóstol de Zaratán. El pasado mes de enero, el obispo auxiliar, don Luis Argüello, presidió su acto de admisión al Orden del Diaconado en la citada parroquia, donde por el momento ejercerá su ministerio.

 
Félix Pérez accedió al Orden del Diaconado permanente cinco años después de que lo hiciera Ángel Camelino, el último ordenado en la Diócesis vallisoletana, que ya ha celebrado tres décadas desde la reinstauración del ministerio, con la ordenación, en 1991 por el arzobispo don José Delicado Baeza, de Carlos Barbaglia, Luis Rodríguez y Patricio Fernández.

 
“Entreguemos la vida”.
En el transcurso de su homilía don Ricardo Blázquez pidió por los diáconos vallisoletanos “que el Señor les conserve en su servicio, porque a eso han sido llamados” y asimismo lo hizo por las vocaciones: “por todas ellas, también por la bautismal, que es la savia del resto de las vocaciones en la Iglesia”, dijo en el Domingo del Buen Pastor, en el que también se celebraban las Jornadas por las Vocaciones y por las Vocaciones Nativas. “Entreguemos nuestra vida -apostilló nuestro arzobispo- porque ahí está, justamente, la raiz de nuestra felicidad y, porque si no, vamos como escamoteando las cosas”.