Fiesta de Nuestra Señora de la Esperanza

Fiesta de Nuestra Señora de la Esperanza

18 diciembre, 2022

A ocho días de la Navidad, ayer dábado. 17 de diciembre, tuvo lugar,  en la Basílica de la Gran Promesa, la tradicional Vigilia de la “Fiesta de Nuestra Señora de la Esperanza”, organizada por la Asociación  Evangelium Vitae, en “homenaje a la Virgen” y en “reparación de los pecados contra la vida”. La Virgen de la Esperanza, de la Expectación al Parto, o de la Dulce Espera,  es popularmente conocida como Virgen de la O. A Ella nos dirigimos en La Salve: “Vida, Dulzura y Esperanza nuestra”.

Presidió la Eucaristía don Julio de Pablos, quien , en su Homilía, dijo entre otras cosas: “María está sobrepasada de que el Hijo de Dios vaya a nacer de Ella; expectante, con alegría por entregarnos al mismo Hijo de Dios. Viene nuestro Dios. Nos salvará porque Él es el Emmanuel, Dios con nosotros. Jesús viene a dar su propia vida en favor de esta Humanidad. María nos engendra a la vida espiritual”.

Afirmó sobre la cultura de la muerte: “¡Cuántas…!  Jesús va a nacer ante tanto pecado. El amor quita todo miedo. No apostemos por la muerte que nos imponen. Cuando hay amor, hay valentía, hay defensa de la vida, sin miedo ante los poderosos que dominan este mundo. La esperanza ha de estar dentro de nosotros”.

En la monición de entrada, un joven manifestó:  “A lo largo de los siglos, las madres cristianas «en estado de buena esperanza» se han acogido al amparo de Santa María, madre de la Vida”.

Con las exclamaciones de las antífonas de las últimas Vísperas de Adviento,  se pidió “por la Familia Real y por nuestros gobernantes y políticos, para que promuevan leyes justas que defiendan  la vida, la familia y una educación en valores positivos que preserve la inocencia de los niños”;  por las madres embarazadas; por las familias cristianas; por los profesionales del mundo de la salud; por  las madres que sufren por el aborto; “por los niños víctimas de la desnutrición y el hambre, y los expuestos al aborto o el infanticidio”….

En las ofrendas, además de la flor de Pascua, se presentaron doce cirios encendidos, “en expiación por los pecados contra la vida”, y una bandejita con  “tarjetas de adopción espiritual” (compromiso interno de rezar por un niño en peligro de aborto). Un padre de familia  expresó después: “esta idea preciosa mis hijos la han acogido con mucho entusiasmo”.

 

Josefa Romo