Los monasterios de las Salesas en Valladolid

Los monasterios de las Salesas en Valladolid

7 marzo, 2024

Imágenes de devoción, por Javier Burrieza

Valladolid, camino de devoción del Sagrado Corazón de Jesús (10)

LOS MONASTERIOS DE LAS SALESAS EN VALLADOLID

La Guardia de Honor y su impulso desde la Visitación vallisoletana

Las salesas seguirán teniendo un protagonismo esencial a través del establecimiento de la llamada Guardia de Honor, canónicamente presente en Valladolid desde 1887 y con la dirección de la misma en la persona del canónigo Juan Domingo Elizondo, que además era confesor del arzobispo vallisoletano Benito Sanz y Forés, primer congregante que se inscribió en ella. Su sede inicial fue el templo del segundo monasterio que ocuparon estas monjas en el Prado de la Magdalena. En el conocimiento de la misma tuvieron un protagonismo más que notable, no solo la que habría de ser primera superiora, ya fallecida, la madre Vieitiz, sino especialmente la Hna. María Ignacia Dastis, andaluza de Jerez de la Frontera. Desde el comienzo de su vida comunitaria en 1874, y gracias a su dominio de la lengua francesa, ofreció en castellano el “Manual de la Guardia de Honor”, escrito por la Hna. María del Sagrado Corazón Bernaud, procedente del monasterio de Bourg. De esta manera, tuvo acceso directo a la bibliografía de esta devoción, presentándose por su trabajo como un “apóstol infatigable” en la extensión de la Guardia de Honor en España y en América.

Había sido en Bourg el 13 de marzo de 1863 cuando la mencionada salesa, la Hna. Bernaud, esbozó el llamado “Cuadrante de la Guardia de Honor del Sagrado Corazón de Jesús”, bajo las coordenadas de sus lemas: “¡Gloria!, ¡Amor!, ¡Reparación!”. Gracias al dibujo de otra hermana de la comunidad pudo presentar en aquel tercer viernes de Cuaresma esta nueva manera de “adorar, honrar y reparar al Sagrado Corazón de Cristo”. La superiora le animó a poner los nombres de cada una de las monjas en el mencionado Cuadrante, en cuya parte central se encontraba el escudo de la Visitación, de acuerdo con la hora escogida por cada una de ellas para “rezar y velar ante el Divino Corazón”. Aquella misma noche se comenzó a realizar este ejercicio. Desde ese momento, en el mismo monasterio de Bourg, dieciocho seglares se asociaron a la Guardia de Honor del Corazón de Jesús, además de algunos eclesiásticos de la ciudad. Se extendió rápidamente por los monasterios de la Orden. El Cuadrante llegó pronto a Paray-le-Monial, la antigua casa de Margarita de Alacoque. Antes de la conclusión de 1863, ciento doce monasterios de visitandinas se habían sumado a esta obra, siguiendo las palabras de san Francisco de Sales: “quisiera para el Sagrado Corazón, en lugar de la corona de espinas, una corona formada por los corazones de todos los hombres”.

Se afirmaba en sus Estatutos, en 1864, que su objetivo era “reunir cada hora del día y todas las horas del día, en torno al Corazón de Nuestro Divino Maestro, los corazones de los fieles y devotos que le compensen, mediante su adoración y amor”. Durante ese tiempo, sin cambiar nada de las ocupaciones habituales, se comprometían a pensar en Jesús, consagrándole sus pensamientos, palabras, obras, sacrificios, sufrimientos y, especialmente, su amor.  Se convertía en una movilización de cristianos a través de una “cadena de oración perpetua”. En agosto se producía la beatificación de sor Margarita María de Alacoque y en noviembre se acuñaron las primeras medallas de la Guardia de Honor. Tras la publicación del mencionado “Manual” por la Hna. María del Sagrado Corazón, las salesas del Primer Monasterio de Madrid obtuvieron de la Santa Sede la Archicofradía de la Guardia de Honor, con jurisdicción para toda España y los territorios que se consideraban todavía sus colonias. El jesuita san José María Rubio fue segundo director nacional de la misma. Muy pronto se adhirieron los miembros de la Familia Real encabezados por la reina regente María Cristina de Habsburgo. En Valladolid, la Hna. Dastis contribuyó a la expansión desde su citada traducción. Las salesas de Valladolid, siempre tan pioneras, establecieron una correspondencia con la Hna. Bernaud. Después vino la consagración del mundo al Corazón de Jesús, el 25 de mayo de 1899 a través de la encíclica “Annum Sacrum”. Dando cumplimiento a esta disposición pontificia, el cardenal Cascajares consagró esta archidiócesis al Corazón de Jesús en su fiesta del 9 de junio de 1899. El 3 de agosto de 1903, con setenta y ocho años, moría en la Visitación de Bourg la fundadora de la Guardia de Honor. La Hna. Ignacia Dastis lo hizo en Valladolid en septiembre de 1908 a los 66 años.